jueves

Sorpresas



Recuerdo que no estaba anunciado granizo, ni tormenta, ni lluvia. Sin embargo, el cielo se puso gris, y repentinamente, el jardín se llenó de hielo. He tenido sorpresas más incómodas, más crueles, más bellas. La sorpresa por definición es inesperada, pero si se piensa bien, ¿puede una fiesta de cumpleaños ser realmente sorpresiva? ¿Una fiesta de aniversario? ¿Un embarazo? ¿Una muerte? Todo lo que sucede envía señales previas. Todo es provocado por un evento previo.  Todo responde a una pregunta. Nada es un hecho solitario. 
Nos gusta la idea de sorpresa porque disfraza la rutina. Una tarde aburrida, sin anuncios sobresalientes, se transformó en una granizada que nos hizo fotografiar el jardín y nos mostró un paisaje nuevo. 
Es lindo jugar a ser sorprendidos.

lunes

Miradas



¿A dónde van las miradas que no son percibidas?
Recuerdo haber buscado tus ojos,
y estaban escondidos.
¿Qué buscaban que no me buscaban?
Yo era sólo el reflejo de nuestra distancia.
No tenía voz, ni manos, ni dedos,
ni más alma que mis ojos buscándote.
Hay bosques de miradas perdidas,
miradas que arrastran raíces
miradas que arrastran alas.
Todas perdidas y sin rumbo.
Todas esperando ser miradas.



Anónimos



Ha quedado en nuestras manos el poder de marcar el mundo. ¿Qué dejamos en el camino? ¿Importa nuestro nombre o importa el corazón grabado en la piel del árbol?
Dejo de ser, y me transformo en la marca. Un anónimo talló la madera hasta conseguir el dibujo que imaginó alguna vez. Un anónimo encontró la paz y se escondió en el tiempo. Un anónimo vivió y desapareció como tantos otros. El nombre no es nada. Nadie es su nombre. Prefiero ser, toda la vida y aún después, el corazón en la madera.

Universos



Se ha dormido el universo en mis manos.
Acaricio sus plumas, sus pestañas, sus estrellas.
Al despertar ya no tirita.
Deja caer con confianza sus frutos,
creando una vez más brillantes dibujos
en un espacio que alguna vez fue inabarcable.
El universo habla el idioma de las ramas secas.
Dice: toda la belleza del mundo
entra en la palma pequeña
del ser vivo más diminuto
porque ese espacio es infinito.
Debo creerle.
Es viejo, inmortal y sus ojos ya están cerrados.