Se ha dormido el universo en mis manos.
Acaricio sus plumas, sus pestañas, sus estrellas.
Al despertar ya no tirita.
Deja caer con confianza sus frutos,
creando una vez más brillantes dibujos
en un espacio que alguna vez fue inabarcable.
El universo habla el idioma de las ramas secas.
Dice: toda la belleza del mundo
entra en la palma pequeña
del ser vivo más diminuto
porque ese espacio es infinito.
Debo creerle.
Es viejo, inmortal y sus ojos ya están cerrados.
TIene mucha fuerza, sobre todo el principio. Me gustó!
ResponderBorrarQue idea tan original, y tan bien lograda.
ResponderBorrarMe gusta.
Un abrazo.
Muy bueno che!!
ResponderBorrarMuy sencillo, muy dulce, muy casi infantil. Muy lindo la verdad.
Tocas las nubes cuando la simetría del reloj
ResponderBorrarmarca la determinación del acto
en su justa medida.
Tus pestañas se mojan
y se sumergen al ritmo de los contornos
que aúllan rincones
en los corrales de tu mente.
Tus piernas se elevan
y tus brazos caen
en las sentencias de las noches
turbadas por los sueños.
Tu cara se despeja
y tus oídos encuentran el timbre del sudor
en los alaridos
que se esconden en las mañanas.
Los vasos se vacían y se vuelven a juntar
en la despedida de ese año
que es
todo encuentro.
Creéle.
ResponderBorrarYo te creo a ti.
Besos.
Brillantes imágenes, si tuviera que elegir una sería la final… me despierta mucha intriga ese inmortal no deja de envejecer, que hasta cierra los ojos desafiando a la agonía.
ResponderBorrarUn beso,
D.
Muchas personas dicen que el mundo es pequeño. Pero del universo no lo dice nadie. Casi nadie.
ResponderBorrar"Se ha dormido el universo en mis manos". Que frase tan potente. Lindo.
ResponderBorrarY vuelvo a repetir: naciste con el lápiz.