Era una casa pequeña, modesta, agradable. Un día, llegaron camiones con arena, ladrillos, bolsas de cal y cemento, que hábiles obreros comenzaron a apilar, no solo a los costados de la casa pequeña, construyendo habitaciones, sino también alzando un primer piso, con grandes ventanas y llamativos aleros.
La pequeña casa iba camino a transformarse en una mansión, que alguien diseñó primero en su mente (¿pensó grandes salones, jardines de invierno, recovecos y pasillos?) y ahora dibujaba en la realidad, en su propio hogar, con demasiada hambre.
Porque de un día para otro, los obreros desaparecieron, dejando su tarea inconclusa. El primer piso quedó sin techo, hay columnas que sostienen la nada y nuevas ventanas como simples bocas abiertas por las que se puede ver el cielo. Una montañita de arena tiene al menos la satisfacción de saber que niños juegan en ella, remedando una playa, una sierra, un mundo de juguete.
Hace años que la casa permanece así, inconclusa. Algo salió mal. Me pregunto que será. ¿Solo la economía traicionó a quien ansió esa casa enorme? La idea de la amplitud, del tamaño como sinónimo de éxito siempre me molestó, y ese lugar me hace pensar en ello, prejuzgando, obviamente, porque no conozco las intenciones de quien deseó que su casa fuera tan grande que ni siquiera pudo terminarla. A mí, que me gustan los rincones pequeños, me sorprende quien ansía una casa tan enorme.
Hace años que la casa permanece así, inconclusa. Algo salió mal. Me pregunto que será. ¿Solo la economía traicionó a quien ansió esa casa enorme? La idea de la amplitud, del tamaño como sinónimo de éxito siempre me molestó, y ese lugar me hace pensar en ello, prejuzgando, obviamente, porque no conozco las intenciones de quien deseó que su casa fuera tan grande que ni siquiera pudo terminarla. A mí, que me gustan los rincones pequeños, me sorprende quien ansía una casa tan enorme.
Estos días dieron en televisión la tetralogía "El oro del Rin" de Richard Wagner. Siempre me resultó curioso pensar (a mi modo, poco serio) que Wotan, el rey de los dioses, se meta en tantos problemas para construir el inmenso Valhalla, que contrate a los gigantes, que se niegue a pagarles lo prometido, que tenga que robar el oro, solo por poseer un castillo inmenso. Definitivamente, eran Dioses que merecían el ocaso (cuando Wotan le pregunta a Loge, el dios del fuego, como conseguir el oro, Loge responde: "¡Robándolo! Se le roba al ladrón lo que el ladrón robó. ¿Acaso hay otra manera más simple de conseguir propiedades?")
En este caso, este "dios" barrial, no pudo terminar su castillo y quedó allí, triste estructura sin alma, mientras que antes era pequeña y hermosa. Algún día, seguramente alguien terminará la construcción. O derrumbará las paredes inconclusas y alzará otras. No hay Valhalla que evite eso.
foto: Juan Yañez
Tal vez, apreciada Marcela, sea ese empuje que llevamos dentro del alma: Queremos hacer tantas casas, las planificamos, las modificamos pero quedan allí casi botadas porque algo nos faltó. Puede ser coraje, entusiasmo, alegría. Estoy pensando que prefiero hacer poemas o cuentos cortos para que parezcan una casita cálida y cómoda... para que entres cuando quieras.
ResponderBorrarDeseos no concretados, señores del presumir. Creo lo mismo la ostentación del espacio en grandes cantidades es sinónimo de poder.
ResponderBorrarAbrazo
la casa siempre está en construcción
ResponderBorrarPasa mi hermosa Marcela que como bien sabemos los antiguos dioses eran tan zapatos como nosotros los mortales, pero en serio lo prefiero al nabo de Wotan que al dios judeo/cristiano/islam/ que solo parecen un "turco vengativo" siempre de mal humor jodido. deshumanizado y estricto.
ResponderBorrarSi analizo a Wotan por ese defecto lo siento mas cerca mio que un Jehovah que por dudar y dar dos golpes en la piedra en vez de uno Moises no pudo entrar en su "supesta tierra prometida" ya poblada por pobres tipos que de repente se enteraron que esas tierras ancestrales no eran de ellos por culpa de un libro.
Prefiero el Walhalla con guerreros empedandose con birra y despues combatiendo entre ellos como un pogo sagrado.
Besos hermosa y el salame que contruía seguro que se divorció o se peleó con sus socios, cosa de dioses.
Beso
Conozco casas así y me parecen muy tristes.
ResponderBorrarPara dioses, también prefiero los antiguos, griegos o nórdicos, tenían defectos, pero no más que nosotros.
Besos.
A mí me gusta ver esas casas inconclusas. Me imagino su fin.
ResponderBorrarAbrazos.
No me soy partidaria de dar pasos a la inconclusión.... bello relato!
ResponderBorrarMe hizo acordar a una princesa que quiso tener una castillo fuerte y sólo pudo construir castillos en el aire.
ResponderBorrarBsos