Agustín usó todo el tiempo de su vida en una frenética lucha para detener el tiempo.
Ya anciano, solo, cansado, y sin nada de tiempo, asumió no solo su fracaso, sino también lo absurdo de su vida.
Cínicamente, Agustín decidió dedicar sus últimos días a esperar un milagro que le diera más tiempo para luchar contra el tiempo.
Obviamente, el milagro no llegó.
Agustín eternizado en un cuento intenso y disparador de infinitas reflexiones… ¿el milagro no le llegó?
ResponderBorrarD.
La única forma de ganarle al tiempo es amigandose con él, ¿como hacerlo? aprovechando a pleno cada segundo.
ResponderBorrarMe encantó el cambio de fachada, felicitaciones...
Cariños!
Y nosotros desgastándonos y perdiendo el oro del tiempo.
ResponderBorrarAbrazos y cariños.
Un micro para reflexionar bastante, me encantó.
ResponderBorrarAbrazo
Jeve.
Al tiempo le gusta jugar, a veces nos ayuda a olvidar, en otras ocasiones se hace esperar demasiado.
ResponderBorrarQuien podría manejarlo en la medida justa.
Bso para vos.;-)