martes

El derrumbe


Cuando el techo de la casa comenzó a caerse, el tío Juan lo apuntaló en sitios específicos y dijo que lo repararían pronto. El apuntalamiento fue tan bueno, que unos días más tarde, la familia había olvidado que el techo se venía abajo.
Los vidrios rotos de las ventanas hacía mucho que estaban cubiertos con plásticos que se inflaban con la fuerza del viento frío.
Las goteras dibujaban figuras de humedad en las paredes y charcos en el piso. Los niños jugaban a encontrarles una forma a esas figuras: un rostro, un animal, la cara del primo...
Llovía tanto que las plantas se pudrían en el jardín y la casa parecía rodeada por un pantano. Los zapatos se enchastraban en el lodo, la ropa siempre estaba sucia...
Sabían que debían irse, que estaban literalmente empantanados en ese lugar, en ese tiempo. Sabían que debían abandonar la casa de techo apuntalado, de paredes húmedas, de jardín inundado.
También sabían que ese mundo les pertenecía. Quizá hubiera lugares más soleados, casas con techos firmes, con ventanas de vidrios sanos... Mundos sin aristas, en los que las promesas se cumplieran. ¿Pero sería, de existir realmente, ese mundo un hogar? ¿tendría, ese mundo ideal, figuras para jugar en las paredes? ¿tendría posibilidad de apreciarse la habilidad del tío apuntalando el techo?
¿Cuándo es el momento de huir del derrumbe? ¿Cuánto se debe resistir? ¿Somos cobardes si nos quedamos o si huimos?
Mientras tanto, la casa se mantiene en pie y los niños siguen jugando.

20 comentarios:

  1. Me gustó mucho. Siempre hay preguntas sobre lo que no conocemos y lo que anhelamos, pero lo importante es vivir el presente.

    Besos.

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  2. Esa pregunta me la hago insistentemente espero pronto poder contestarla, se positivamente que tengo que encontrar otro lugar.
    beso

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  3. Me encantó, Marcela. Yo creo que huyamos del derrumbe o no, siempre queda un pedazo de nosotros bajo los escombros. Besos.

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  4. Mariela: Estoy de acuerdo, sobre todo en tiempo de crisis como la del cuento.

    Lux: Quizá haya muchos lugares esperándonos... Quizá vayamos a otro lado y nos demos cuenta que hicimos mal en irnos... Quien sabe...

    Andrés: Estoy de acuerdo. Y no lo había pensado antes, pero es así, sin dudas.

    Gracias y besos.

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  5. ¡Que lindo que los chicos sigan jugando a pesar de todo! Me estoy acordando del cuento "La mancha de humedad" de Juana Ibarbourou.
    ¿Cuando hay que huir? ¿Y si dejamos que lo decida la intuicion?
    Me gusto mucho DERRUMBE.
    Saluditos

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  6. Beatriz: Los chicos tienen que ser chicos. Y así debe ser. En medio del caos, la casa debe seguir en pie, y los chicos jugando para que haya un futuro.
    La intuición no es mala consejera.
    Gracias. Un beso.

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  7. Tengo un espejo que podría ser adecuado para esa casa...
    Un beso paranoide androide!

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  8. Yo creo que la respuesta la tienen los niños y sus juegos.

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  9. Somo cobardes si huimos; sería la salida mas fácil ¿o no?

    Besos Mar

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  10. Huir no es de cobarde, no es tan fácil inventar el espacio de uno en un espacio donde uno no es esperado. Todos tenemos derecho a reinventarnos y usar ese derecho no es para almas débiles, la valentía radica en sentirse en casa, protegida y calentita donde los manchones no son de humedad sino de nostalgia.

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  11. Francisco: Seguro. Y no por la inocencia y esas cosas; sino por la naturalidad, por la libertad con la que deciden jugar, inclusive con cosas tristes.

    Adrianina: Pero el que se queda es acusado de pasivo, de no tener impulso, de dejarse estar... Y la verdad es que solo en el hecho de tomar una decisión hay coraje. De hecho, yo veo valentía en ambas decisiones.

    Pau: Exacto. Encontrar otro hogar, en un lugar ajeno, transformarlo en nuestro, no es fácil y hay que ser valiente para conseguirlo.

    Besos.

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  12. Cuando a uno no lo esperan es mejor irse (que no es lo mismo que huir).

    Los niños siempre juegan. A pesar de todo y de todos.
    Es lo que vi anoche en una estación de subte. Niños y niñas solos de entre 10 meses y 8 años que se cuidaban entre sí con ternura y jugaban con alegría. Esperaban al tren al que subieron para ganarse unas monedas haciendo representaciones y malabares.
    Estaban contentos y ajenos a la ferocidad circundante.

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  13. Anónimo: Exacto. Esa es una imagen perfecta para esta historia. Los chicos juegan (en medio de la pobreza, de inundaciones, ¡en medio de la guerra!) ¿Y si la respuesta está en sus juegos? ¿En su quedarse, en su evadadirse? Ellos, los chicos que me contás en el andén, por ejemplo, no piensan en que son valientes. Ellos actúan naturalmente, y en esa actitud hay coraje. Hay una decisión inconsciente de jugar con la realidad y es una decisión valiente.
    Un beso.

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  14. No creo que estuvieran evadiéndose. Eso será después, cuando se encarguen de estropearlos. Sí me llamó la atención, en medio de tanto abandono e indeferencia, la capacidad de amor de los mayores ( 8 y 6 años ) y la alegría genuina de todos
    Tampoco creo que se planteen la cuestión en términos de coraje o cabardía.
    Eran la vida. La muerte... estaba alrededor.

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  15. Entiendo. Igual, a lo que yo llamo evadirse, es a la forma sana de "escapar" en el juego. Elegí mal la palabra, ahora lo entiendo. Yo hablo de la idea de dibujar en la realidad otra cosa, que es lo que se hace mientras jugamos. Y es la mejor forma de aceptar la vida y crecer. Lamentablemente lo que decís sobre estropearlos, es tan cierto. Porque mas adelante no tendrán la posibilidad de seguir demostrando amor como lo hicieron y van a evadirse de otras formas. Ojalá que hayan disfrutado plenamente de ese momento de alegría genuina.

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  16. Me gustaría establecer la diferencia entre reinventarse por necesidad, por deseo o por obligación. Todos tenemos derecho a creer que podemos reconstruir algo como una casa o una vida a la vez que tenemos derecho de irnos tras el sueño a una mejor. De ahí que irse de una casa y comenzar una nueva vida en otra no es censurable… si me apuran tal vez ni es valiente, uno defiende o mejora sus condiciones más con instinto que con valor… me gusta reservar el término valentía para las películas de acción o para himnos patrios, lo que usamos para resolver desafíos cotidianos suele ser supervivencia, muchas veces más valiosas que la valentía.

    También quisiera, sin ánimo de entrar en conflicto con ninguna apreciación ajena, expresar que comprendo más la postura de Pau que la del Anónimo; no ser esperado y no ser bienvenido no es lo mismo. De haberme ido de algunos sitios sólo porque no se contaba con mi llegada, me habría privado de buena ración de experiencias nutrientes en mi vida… el ejército inglés no era esperado por las autoridades de Berlín ni yo jamás habría gritado "piedra libre para todos los compa".

    D.

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  17. A mi me paso y me separé...los chicos siguieron jugando.
    Besos Marcela. Me encantó !!!
    vae

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  18. "...me gusta reservar el término valentía para las películas de acción o para himnos patrios, lo que usamos para resolver desafíos cotidianos suele ser supervivencia, muchas veces más valiosas que la valentía..."
    Si se le busca la vuelta, la "valentía" de las películas de acción puede ser vista en términos de supervivencia.
    A mí me gusta reservar el término valentía para los desafíos cotidianos y también para desafíos extraordinarios (independientemente de su duración en el tiempo). Acepto el término valentía sólo referido a hechos reales. Diferenciándolos, desde ya, de la supervivencia de la que no es pariente.

    Tengo que pensar la idea de reinventarse por necesidad. Me huele más a prótesis ortopédica que a otra cosa. Es decir, me parece que el reinventarse sólo es posible desde el deseo.

    Es cierto, no es lo mismo no ser esperado que no ser bienvenido. Gracias por la aclaración.
    Hay que irse de donde uno no es bienvenido y apostar al aprendizaje, la construcción y el disfrute allí donde no se es esperado

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  19. Vae: Me alegro que hayan seguido jugando. Eso es muy bueno.

    Daniel, Anónimo: Gracias, en serio, por leer tan atentamente, por compartir sus opiniones, por sus análisis tan exactos, con sus diferencias y coincidencias.
    No podía dejar pasar esta oportunidad para agradecer sus comentarios, que son muy apreciados por mí.

    Besos.

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