sábado

Duda


Somos pequeños y deberíamos mirar la vida con curiosidad. No es la edad la que sabe encender la mirada. Es otra cosa. La forma en que miramos, desde el deseo, desde el interés, es lo que define quien somos. Es profundo y simple. Creemos en dudar, o creemos en estar seguros. Si dudamos, crecemos. Si no, cerramos puertas en la seguridad de que no hace falta mantenerlas abiertas. Y siempre seremos pequeños.

6 comentarios:

  1. Si fuésemos capaz de mantener esa curiosidad de la niñez, el asombro, la inocente e incesante búsqueda de respuestas a los ¿por qué? y esa maravillosa capacidad de imaginar lo inimaginable¡ Hay si eso fuera posible!
    El niño no duda, tiene curiosidad y fantasía.
    Crecemos y entonces la realidad nos coloca en la cuerda floja de la duda. En las inseguridades...en las desconfianzas.
    Acaso sea necesario abrir las ventanas a las utopías para que nuestra mirada sienta esa satisfacción casi infantil que está en la curiosidad por descubrir la vida para crecer... y creer.

    Un abrazo y gracias por que tu texto me ha hecho reflexionar.

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  2. Muy bueno, conservar la inocencia, las ganas de jugar, como un chico son esenciales en una vida adulta sana.

    Abrazo

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  3. Bien cierto lo que dices, Marcela. Y añado: cuando la duda es muy grande y abarca a la propia persona, también cerramos puertas y dejamos de crecer, de enriquecernos y de disfrutar. Realmente debemos aprender estar en el fiel de la balanza entre la insana inseguridad y la insana seguridad.

    Y de la niñez, efectivamente, lo que debemos mantener es ese espíritu inquieto, indagador, impulsivo, confiado y creativo con el que se vive la niñez. Aún a costa de caer en los defectos que viven nuestros niños y jóvenes, que también los tienes. Nadie es perfecto...

    Fantástica reflexión, Marcela, germen de nuevas y provechosas ideas.

    Un fuerte abrazo.

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  4. La duda es el motor hacia la búsqueda. Nos pone en movimiento!

    Abrazo grande!!!

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  5. Yo no quiero dejar de mirar y de sorprenderme y de aprender.
    Tienes razón.
    Abrazos.

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  6. Marcela, tener una mente abierta siempre es saludable; para uno y para una mejor convivencia.
    Saludos

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