Hemos naufragado con elegancia: no hubo demasiadas sacudidas que anunciaran este fin: fue algo lento, suave. Que ironía naufragar en un mar en calma.
Y ahora flotamos aferrados a los restos del barco. ¿Cómo de algo tan grande, se pasó a pedazos tan pequeños?
Es un diminuto mundo flotante en el que ahora reinamos: un mundo habitado con despojos. No es cálido, no es confortable, pero es nuestro y tiene lo más importante en él, nuestro pasado.
Quizás nunca fuimos tan nosotros como ahora, que simplemente flotamos. Nunca nada fue tan nuestro, como ahora que lo sujetamos para no perdernos. Somos estas pequeñas olas del mar en calma que nos hizo naufragar. Somos el mar, y los restos y aún somos nosotros.
yo en el fondo...
ResponderBorrarHe pensado muchas veces que es mejor estar asido a una tabla o balsa en la inmensidad del mar, e ir conociendo la textura de la madera que nos soporta y las formas de las nubes y la ubicación de nuestras estrellas, que ser tripulantes pequeños de un gran barco cuyos dueños se dirigen a un destino dispuesto de antemano.
ResponderBorrarTus líneas siempre son atractivas. Abrazos.
Naufragar es una tragedia, pero en tu relato, no, tiene calidez y elegancia.
ResponderBorrarBesos.
Los restos del naufragio...
ResponderBorrarCondenados a desaparecer.
Jo.
Besos.
cuántas veces hemos de naufragar?, cuántas veces hemos de salvarnos en este mar en calma, para descubrirnos a nosotros mismos?
ResponderBorrarun saludo, Marcela.
Me encantó tu relato!
Me encantó su texto y me hizo reflexionar bastante. Camino post separación y solo pensaba en la prox barca, xq no quiero pensar en las tablas q aun en el agua me sostienen... Ud me llevo a pensar en eso, Muchas Gracias!
ResponderBorrarExcelente. El paralelismo exquisito; el mensaje total en su brevedad y contundencia. Muy muy bueno, Marcela, me gustó muchísimo.
ResponderBorrarJ&R
También vale deshacerse de los restos de la nave, aprender a flotar sin asirse a los despojos… dejar de ser un náufrago para ser un nadador que llega a la playa.
ResponderBorrarTambién vale llorar y curarse de cansancio y melancolía.
D.
Precioso, Doña.
ResponderBorrarJamás me había planteado un naufragio así...No suena tan mal.
ResponderBorrarSaludos
Un bello texto con la verdad de la vida flotando.
ResponderBorrarComparto esos sentimientos.Abrazo
Bello
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