Durante días la carta permaneció cerrada. Abrirla solo significaba confirmar lo que ella esperaba que fuera dicho y en ese momento prefería navegar por las conocidas aguas de la incertidumbre.
Pero bastaba cerrar los ojos para ver el sobre, debajo del jarrón con flores secas. No importaba que desviara la vista, o que no estuviera en la casa, la carta parecía seguirla.
La escondió en el libro favorito, pero le dio pena que esas páginas tantas veces leídas quedaran de algún modo mezcladas con la carta y finalmente la dejó en un cajón cualquiera, como si la oscuridad pudiera apagar esas palabras.
Pero eso no era posible. Una madrugada, en la que no podía dormir por el molesto silencio de la verdad encerrada en el cajón, se levantó y la leyó completa, sin derramar ni una lágrima.
Muy bueno!! Me gustó mucho el final, abierto, inquitante...
ResponderBorrarSaludos
Jeve.
¡Qué bueno! Es un relato perfecto, es decir, yo haría lo mismo.
ResponderBorrarBesos.
a lo sumo alguna legaña...
ResponderBorrarMarcela, tienes un preciado don a la hora de escribir. Cuando uno lee tus relatos, no sabe si reir, llorar, o simplemente mirar el cielo en una noche de luna creciente donde las palabras son estrellas fugaces.
ResponderBorrarBesos.
Por otro lado, y ya llevo unos cuántos meses ( no sé si seis o cinco meses)siguiendo tu blog, tus relatos y poesía., piensoo que va siendo hora que alguien publique tu libro.
ResponderBorrarSaludos
El próximo día 23 me reuno con un editor, hablaré de ti. No prometo nada.
ResponderBorrarNada de lo que pueda estar ahí escrito será tan trágico como lo que estaba en su imaginación. Somos cobardes hasta que nos enfrentamos con la realidad.
ResponderBorrarMuy buen relato,
D.
Claro.
ResponderBorrarSe dio tiempo para asumir el contenido.
Besos.
Tienes razón Daniel... somos cobardes por naturaleza, y por eso preferimos evadir la realidad... hasta que esta nos encuentra...
ResponderBorrarA veces las cartas son como una botella del naufrago más solo, y en el mar mas enorme es la botella mas pequeña. Y cuando llega el dolor nos blinda por dentro y por fuera.
ResponderBorrarBso, excelente escrito.
¡Oh! De mis debilidades que escriban sobre cartas.
ResponderBorrarBien.