Y la sombra se queda atrasada, con sus alas de ángel, recostada sobre la piedra, demasiado fría, oscura y lustrosa, pendiente de la mañana, del sol que no alcanza a calentar las agujas de las horas, el tic tac de los pasos intentando alejarnos, como si la sombra no nos perteneciera, como si fuera un monstruo ansiando nuestra compañía.
que alegría volver a pasear por aquí,
ResponderBorrarpor tus textos
casualmente hiy subire tú colaboración al blogg,
volví timidamnete el sábado
te dejo un gran beso!
La sombra como un monstruo que ansía nuestra compañía es maravilloso.
ResponderBorrarBesos.
Y la sombra se ausenta de sus pasos..
ResponderBorrarme gustaron tus versos..
Saludos fraternos
Un abrazo
Buena semana
Muy bonita. Muy buena.
ResponderBorrarUn beso, Marcela, desde España
hya sombras que no quieren seguirnos.
ResponderBorrarun beso
¿Y si ellas fueran la vida y nosotros su proyección?
ResponderBorrarMe encanta la sombre rebelde la qe vive una vida independiente de su dueo la que se escapa y sin embargo busca su compañía.
ResponderBorrarMe gustó mucho.
Besotes
Marcela muy hermoso y justo vengo de lo de sonoio y tambien leerte ahi, escribis que sos impresionante me encanta como lo haces, sos admirable.
ResponderBorrarBesos
Nunca había pensado en una sombra como tú en este texto: buenas palabras, buenas imágenes.
ResponderBorrarComo si tuviera vida propia, autonomía.
ResponderBorrarMuy bueno!
Besos.
La sombra de lo que fuimos.
ResponderBorrarNunca le presté atención a la mía.
La idea de la sombra como un monstruo que ansía nuestra compañía me encantó, Marce.
Es fuerte lo que escribes. Uno que a veces huye de la sombra es la que está más arraigada.
ResponderBorrarMe gustan tus brevedades.
Abrazos.