sábado
Hacia el sur
Decían que hacia el sur, yendo por el camino principal, a unos veinte pasos después de la última cerca, la de la casa del viejo Ignacio, escondido entre las rocas, en la ladera escarpada de la montaña a cuya sombra dormitaba el pueblo, había un francotirador, que le disparaba a cualquiera que cruzara el camino.
Era una vieja leyenda, que no sabían cuándo había nacido, porque nadie iba hacia el sur. Los más viejos juraban que cuando eran niños, alguien (no se ponían de acuerdo en quien) había muerto por el ataque del francotirador. Pocos se animaron a remarcar que de ser ciertos los recuerdos, el francotirador debía estar muerto, o ser tan anciano que sería imposible que pudiera cargar su rifle. ¿Para qué discutir con los venerables ancianos? De todos modos, el sur era salvaje y estaba habitado, decían, por gente extraña. No hacía falta ir hacia ese extraño sur, protegido por un francotirador eterno, escondido en la montaña. No hacía falta, y los ojos (a escondidas) se desviaban, ansiando ver esa misteriosa y fascinante tierra. Pero no podían ir, porque por algo nacen las leyendas.
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Ayyy, y con lo que me muero por ir al sur!!!! (aunque sea por una semanita).
ResponderBorrarMe puedo imaginar a los valientes animándose a ir al sur y regresar triunfantes contando que vivieron aventuras. Y que casi todas eran inventadas por ellos.
ya no me caben dudas
ResponderBorrarvos sos escritora
espero ilustrar algún libro tuyo
besotes
Buenísimo!!!, como dice Sonoio.
ResponderBorrarMagah
Te sigo
¿Y ya terminó la historia? me dejaste picada para más.
ResponderBorrarMe sumo a la predicción de Sonoio! no dudo que en un tiempo vamos a ver publicadas tus obras.
ResponderBorrarY lo bueno es que voy a poder decir que te leía desde que eras asi de chiquitita!!!!!!!!!!!!
Muy lindo Marcela el relato tuyo me hizo recordar a Sarajevo y sus calles de la muerte.
Quizás todos tenemos nuestrso "francotiradores" nuestros "snipers" que nos frenan y nos inmovilizan las piernas, será cuestión de perderle el miedo.
Besos y me encanta leerte
Muy buena historia. Yo le hago caso a las leyendas, y me hubiera quedado sin discutir. Seguí contándomelas.
ResponderBorrarBesos.
Hola Marcela, llevaba un poco de tiempo apartada de los blogs, y ya no me acordaba del placer que me produce el leerte.
ResponderBorrarMaravillosa historia, me he que dado con ganas de leer más, te prometo que no estaré tanto tiempo sin entrar a verte.
Besos
Me sumo a los elogios, la entrada de hoy es muy literaria, muy evocadora, digna de una maravillosa escritora. Es lo que tienen las leyendas, que sabemos que esán basadas en algo real y pueden detenernos y no ser capaces de cruzar los límites o, por el contrario, ser el motor de la aventura, de querer ir más al sur, a pesar de los francotiradores.
ResponderBorrarBesos.