¿Qué hacer ahora con tantas horas perdidas?
Las escondo en un cajón de hielo, atadas con una cinta roja.
Mientras tanto, busco inútilmente a tu fantasma. Sé que lo vi bailando un tango, en un sueño de esos que en la mañana intentamos deshilvanar, para poder entenderlos.
Y entonces comprendí que tu fantasma formaba parte de ese tiempo escondido en el cajón de hielo.
WOW maravilloso, congelar el tiempo..
ResponderBorrarexcelente
Un abrazo con cariño
Te dejo mis saludos fraternos de siempre
un beso
Hermoso...
ResponderBorrarEsta mañana llueve, es invierno y hace frío, y necesité el arrullo de Piazzola.
Mientras sonaba, te leí.
Está todo dicho.
Beso!
Un buen lugar para los fantasmas. Y mejor no volver a arrimarse nunca más a la caja de hielo...
ResponderBorrarAins, que manía tenemos de buscar fantasmas... y cuánto fantasma suelto. ;)
ResponderBorrarTu relato me recuerda esos momentos en que una está despertándose, donde el tiempo no cobró todavía dimensión y se confunde con el espacio, la compañía y lo no vivido.
ResponderBorrarEs un relato de solcito tibio que se mete de trampa por la persiana.