Dijo que no era romántica (le sonaba tan romántico decir eso).
Le dijo que no importaba si él llamaba al día siguiente, que mejor si no lo hacía, porque a ella no le importaban esas cosas. Lo decía sonriendo, con una de sus enormes y tranquilas sonrisas.
Dijo que no esperaba los gestos que otras mujeres reclamarían. En realidad, quería convencerse a sí misma, pero interiormente, justo en ese momento antes de dormir, cuando no controlamos nuestros pensamientos, sabía que si él no le mostraba afecto, se le rompería el corazón.
Fingiendo cierta indiferencia, sentía que controlaba algo, y todo lo que le molestaba era decisión propia. Dijo que no hacían falta mensajitos de texto, ni mails. Dijo que se verían cuando él tuviera tiempo. Se acostumbró a responder con la frase: "cuando quieras" y la decía casi con orgullo. Dijo que comprendía su situación, que entendía lo de los hijos, el pasado, el trabajo, las obligaciones, los tiempos, las mentiras, los espacios personales, el deseo, los posibles e imposibles, las luces y sombras de una vida ya organizada. Hay que sumar, no restar, se dijo a sí misma. Y esa actitud era su escudo contra el dolor, la hacía sentirse segura. Pero no lo estaba.
"En realidad, quería convencerse a sí misma, pero interiormente, justo en ese momento antes de dormir, cuando no controlamos nuestros pensamientos, sabía que si él no le mostraba afecto, se le rompería el corazón."
ResponderBorrares lastimoso entender tan de cerca esta frase...
intenso... triste...
besos calidos
Lil
qué texto!!!
ResponderBorrarUf! hay tantos escudos...! la frase final me dijo: continuará.
ResponderBorrarBesos,
Todo va a depender de la paciencia de ella, cosas asi no terminan nunca bien.
ResponderBorrarBesos
Demasiadas renuncias, demasiado engañarse a sí misma. Eso sólo podría producir dolor. Creo que con este personajes retratas muy bien a un tipo de mujer. Un abrazo muy fuerte.
ResponderBorrar¿mentirse a si misma debería considerarse un pecado?
ResponderBorrarConozco gente así, la seducción no es más que una herramienta que usan para hacer daño. Las personas que conozco con esas características son principalmente malas, del encanto de sus caricias frías, de sus besos calculadores y de su lujuria indiferente uno puede olvidarse… de las heridas, menos.
ResponderBorrarSé que en soledad sufren, no puedo desearles el mal.
Ya tienen suficiente viviendo dentro de sí mismas.
D.
Conozco gente así, la seducción la utilizan para atraer gente. No pueden estar solas, no se soportan a sí mismas como única compañía pero terminan lastimando pero no les importa la gente, les importa no estar solas.
ResponderBorrarResistir a sus encantos y serles indiferentes es un castigo que no pueden soportar y se ponen violentas.
No conviene nunca tenerlas cerca.
Lilya: ¿Quién no ha estado en esa situación alguna vez?
ResponderBorrarAriel: gracias.
Claudia: Demasiados escucdos. Demasiados.
Lux: Definitivamente, no. Esas historias no terminan bien.
Gracias y muchos besos.
Isabel: es verdad. Intenta escapar del dolor y se abraza a él.
ResponderBorrarGinger: Es un pecado que todos cometemos en todo caso. Siempre, de alguna forma, nos mentimos.
Daniel, Pau: Por sus comentarios, supongo que están hablando de "él", de la persona que ella tan desesperadamente intenta complacer, porque por más que la actitud de ella sea un error, no hay ninguna maldad.
Gracias y besos.
Mmmm, no sé si Daniel y yo hablamos de "él". Yo sí hablo de un él que en mi cuento es el "ella" del tuyo.
ResponderBorrarEntiendo, Pau y desde ya que personajes como el del cuento hay tanto hombres como mujeres. No sé por qué tu "él" es tan complaciente. "Ella", la de mi historia, lo es porque está enamorada, aunque intenta ocultarlo. Dudo mucho, además, que el "él" de mi cuento desee tenerla lejos. Una persona como ella suele ser la amante perfecta, y casi nunca se pondría violenta. Pero, es verdad, todos los "él" y todas las "ellas" son diferentes. Releo mi respuesta y dudo mucho que alguien la entienda, pero el resfrío es una buena disculpa...
ResponderBorrarSeguramente la dama de tu cuento no tenga relación con la que me trae a la memoria… me recuerda mucho a alguien que he conocido y que me engendró una desconfianza a la seducción que no tenía antes.
ResponderBorrarHabla bien de tu cuento que reviva emociones.
Un beso,
D.
Daniel: El juego de la seducción es así: creemos ver a esa persona en todos lados, confiamos, desconfiamos... Ojalá todas las emociones a revivir sean buenas. Besos.
ResponderBorrar"...esa actitud era su escudo contra el dolor, la hacía sentirse segura. Pero no lo estaba".
ResponderBorrar¡Wao, tus escritos, a diferencia de los míos, siguen siendo constantes y sorprendentes! ¡Felicitaciones por eso! ¡Del 1 al 20, le doy un 100 a este texto! ¡Está genial! (Me identifiqué jujuju)
El principio es magico simplemente.
ResponderBorrargracias
Señor de las letras: muchas gracias.
ResponderBorrarantonio: es posible que sea eso lo que pasa con algunos romances. Solo se disfruta la magia del principio.
Besos.
No, pues no. Es su coraza de orgullo. Pero ay las mujeres, como nos encanta sufrir a veces.
ResponderBorrarBesos.