El público iba y venía por las calles de Chatanooga. La miraban, sonreían al oirla y si era un buen día, le daban una moneda.
El escenario, polvoriento y enmarcado por las casas pobres, no era el ideal, pero la miseria no entiende de caprichos de artista.
Cantar, para comer.
Lo más increíble, es que quienes pasaban y en silencio oían una o dos frases de algún viejo blues, no sabían, y quizá no lo sabrían nunca, que estaban escuchando a quién sería una de las más admiradas cantantes de jazz del mundo. Porque todos somos quienes fuimos y quienes seremos también. La niña, ya era la exitosa cantante que salvaría de la quiebra a una compañía de discos, la mejor artista negra paga de la época, la apasionada emperatriz del jazz... simplemente, el mundo aún no se daba por enterado.
(¿Nos cruzamos con la belleza más sublime en una esquina y porque no es el lugar lógico para encontrarla no la notamos?)
Por el momento, solo era una niña negra, que no sabía exactamente su edad, que pasaba hambre, que andaba descalza, que regalaba sus canciones por unas monedas.
Más adelante llegaría el éxito, y el alcohol, y el amor y el descontrol. Una vida normal, en resumen, excepto por el talento especial para erizar la piel de quienes la oían cantar.
Más adelante aún, llegaría un accidente, la negativa de un hospital a atender a un paciente negro, la prematura muerte, la tumba sin lápida hasta muchos años después.
Pero ahora es solo una niña, en una esquina, cantando.
(foto, Bessie Smith)
Te devuelvo la visita, me ha encantado tu blog, seguiré leyéndote.
ResponderBorrarTe agrego al mio.
Un beso.
IM PRE SIO NAN TE!
ResponderBorrar¿No te subleva leer cosas así? Digo tanta injusticia por ser negros en USA, y pensar que se llenan la boca con que siempre fueron los guardianes de la libertad, no te quepa la menor duda que si le hubiera pasado algo acá en la Argentina el color de la piel no hubiera importado para tener una asistencia adecuada.
Eso que dijiste de un origen humilde me hace recordar a Victorino de la Plaza que dicen que jusnto a la mamá vendía empanadas en la plaza principal de Salta, y después gracias a él se puso en práctica la Ley Saenz Peña.
Beso
Ana: Muchas gracias. Tu blog me encantó, y ya está en el blogroll para no perderme ninguna entrada. Un beso.
ResponderBorrarLux: ¡Si que me subleva! Y para empeorarlo, me puse a leer sobre los aborígenes norteamericanos, y me crucé con la Ley del Destino Manifiesto (un espanto). Leer estas cosas hace apreciar más Argentina, seguro.
Besos.
La triste histotia de Bessie, lo mismo le pasó a algún blusero cuyo nmbre no recuerdo... que una noche salió a comprar cigarros y terminó en una celda ahorcado, la belleza negra brotaba con más fuerza que la represión de aquellos ignorantes.
ResponderBorrarUn saludo
la bella billie
ResponderBorrarbueno para mí es una nave, así que después de tú post, nada más, un gran beso
Gracias por compartirlo. Triste historia de una gran cantante de jazz.
ResponderBorrarUn besito y felix fin de semana
Qué emotivo relato!!!
ResponderBorrarMe encanta el Jazz, llevo un tiempo descubriéndolo y esconde secretos magníficos.
Un beso.
me gustó el texto, muy bueno, saludos desde el chiquero
ResponderBorrarLa gran Bessie. Qué grata sorpresa me llevo al leer este homenaje que le haces. La gran Bessie!!
ResponderBorrarMe encantó!!
Bendiciones tras los sonidos de St. Louis Blues
Hola Marcela, ayer leí esta entrada y sinceramente desconocía sobre quien fue esta cantante y toda su historia. Así es que estuve investigando un poco mas en Wiki, realmente ha sido muy triste su final.
ResponderBorrarGracias por hacérmela conocer, excelente entrada.
Con vos, Lux y en otros sitios uqe visito voy incorporando conocimientos y encariñándome mucho con las personas que escriben, lo cual es muy lindo.
Te dejo un beso grande, que tengas un lindo fin de semana.:-)
Sirve e inspira que ningún tipo de injusticia viva la condena del olvido. Cuando no ocurre se dan esos cuentos cenicientos en que un muchacho escuálido es abandonado por su papá, crece en una islita lejana a los epicentros sociales, emigra con pasos débiles hacia un futuro incierto en el más incierto de los continentes… pero escucha el sueño de un líder derrotado, lo sigue y lo consigue.
ResponderBorrarSigo teniéndole miedo al nuevo mundo pero una luz se asoma allá a lo lejos. La luz negra de Bessie Smith, la de Rosa Parks, Jackie Robinson, George Washington Carter, Steven Collins Foster, A. Philip Randolph, Chuck Berry, Martin Luther King…Barack Hussein Obama.
Gracias por esta apología a la relegada y sólida herencia cultural.
D.
Muchas gracias a todos. Me alegra que quienes no la conocían la hayan conocido por este humilde relato, y que quienes ya la conocían lo hayan apreciado.
ResponderBorrarBesos.
Marcela te quiero por haber publicado esto. Te amo Marcela.
ResponderBorrarAhí está, en Bessie Smith, en el ruido blanco de los discos compactos que escucho incesantemente a falta de un vinilo que emerja como un justiciero que se resiste al paso del tiempo, está Memphis Minnie.
Y de ahí el aroma del perfume que imagino usará Dee Dee Bridgewater, y la fuerza de Koko Taylor, y el aliento etílico de Katie Webster, compensado por un Boogie Woogie galáctico interpretado en un piano que conoce historias que mejor callar.
¿Quién reconoce el talento? ¿Quién goza de ese DON?
Son las 05.41 del 19 de febrero y yo estoy bastante borracho escuchando a Charlie Parker (live at Storyville), y ahora, leyendo estas maravillosas letras.
Dios bendiga a Anabasis, a Marcela, a Bessie Smith, a Dee Dee, a Coltrane y a Stevie Ray Vaughan, a Keith Richards y a Chet Baker, y a las interpretaciones infinitas de "Now's the Time" y "How Deep is the Ocean" y a los saxofones tenores y las trompetas supeditadas al legado de Davis.
Esa historia se ha repetido mucho en los Estados Unidos. No saben valorar la belleza si no está en el lugar previsto.
ResponderBorrarEs historia se repite mucho en los Estados Unidos. No saben ver la belleza si no está en el lugar previsto.
ResponderBorrarIncreíble el manejo del tiempo que hacés en este cuento.
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