Ni bien entró a la casa, desde la que se apreciaba el mar, a través de los límpidos ventanales, el artista vio la nota, que parecía ofender con la garabateada letra de su esposa, la elegancia de la mesa de estilo de la sala. La leyó con el ceño fruncido, furioso, pero no sorprendido. Lo que decía, ya lo sabía, aunque hasta ese momento había creído que ella nunca se atrevería a decírselo: lo abandonaba, lo insultaba y, finalmente, le decía que su obra, desde hacía muchos años, era una inmensa mentira.
Furioso, el artista hizo un bollo con la nota, y lo arrojó al piso, seguido por un florero de cristal regalo de... alguien, no recordaba quien ni le importaba, y de un cenicero comprado en algún país del tercer mundo que estaba de moda visitar.
Entonces vio el reloj en su muñeca. Ella se lo había regalado. Era una belleza suiza, costosa y elegante. Se lo quitó y lo arrojó al piso, pateándolo con fuerza. El reloj ni se inmutó. Vencido, lo alzó del piso y salió de la casa.
Cruzó corriendo la playa de arena blanca, frente a un grupo de caminantes, y dos sorprendidos paparazzis que solían esperar que llegara borracho de alguna fiesta, y arrojó el reloj con fuerza hacia las blanquísimas olas.
Luego, regresó a la mansión y se emborrachó.
Un par de días más tarde un amigo lo llamó para felicitarlo por su nueva obra. Confundido, el artista fue a su estudio, en donde algunos conocidos lo recibieron con aplausos mientras le mostraban la foto en la que se lo veía con el rostro desencajado arrojando el reloj al mar.
Un crítico decía en la más prestigiosa revista de arte:
"El eterno mar engulliendo el tiempo, tragando con su voraz boca infinita las convenciones de los hombres. Una vez más, el artista demuestra su pasión por romper los límites del arte, innovando hasta el punto de involucrar a los paparazzis en sus creaciones, haciéndolos tomar la foto del momento creador. La vieja duda queda de este modo respondida: la creación es el arte en sí. La obra es la creación".
El artista aceptó los halagos, los aplausos, las notas que los medios se apresuraron a hacerle. Intentó convencerse de que el arte ya fluía de sus dedos, creando obras maestras solo con actuar impulsivamente.
Pensó en sus últimas obras, creadas todas en momentos de ira, de borrachera, buscando exclusivamente impresionar... Recordó con nostalgia la verdad de su arte, la dedicación, las metas, las cosas que deseaba decir realmente, no los inventos de un crítico obsecuente...
Le contó sus dudas al dueño de las galerías en las que solía exponer.
Atónito, el amigo sacudió la cabeza.
- ¿No habrás tirado a la basura la nota, no? Ese bollito, vale una fortuna...
JUASSSSSSSSSSSSSSSSSSS®!!!!!!
ResponderBorrarSiempre pensé en lo raro de esos personajes donde hasta un chichle masticado por él después se podría subastar, es casi como ser el Rey Midas.
Marcela me gustó mucho
Besos!!
Lux: Me enorgullezco de respetar todo tipo de arte. Pero algunas veces, los artistas, me superan. Y ciertas tendencias, y modas... No sé. Yo entiendo la adoración que ciertos artistas consiguen, pero, un chicle masticado es un chicle masticado. Supongo que algún conocedor real del mundo de las artes podría explicarme mejor eso...
ResponderBorrarGracias. Besos.
Me pareció simplemente extraordinario!!!
ResponderBorrarUna crítica en tu relato. Una verdad. Y los paparazzis como siempre, tomando notas que van alejadas a la realidad, claro, en algunas veces.
ResponderBorrarBien Marcela.
Abrazos.
Luis: muchas gracias.
ResponderBorrarGraciela: Hay una crítica, sí, pero no es al arte, ni a la innovación en el arte, quiero dejar eso en claro. Es a ciertas actitudes que a veces veo en el arte.
Sobre los paparazzis, creo que reflejan una parte de la vida de los famosos que no me interesa ni un poquito, pero me servían en el desarrollo del cuento. Como siempre, muchas gracias por tu comentario. Besos.
Me gustó muchísimo.
ResponderBorrarUn besito y que tengas un precioso día
Gracias Carmen. Que tengas un muy buen día también.
ResponderBorrarLa interpretación del crítico convirtiendo a la furia en arte... esto es tan real como la realidad misma. Me ha gustado mucho. Saludotes.
ResponderBorrarGran parte de todo el arte que existe ha sido creado en momentos de ira, pasión, obcecación, aturdimiento, y demás sentimientos impulsivos.
ResponderBorrarBuen relato.
Besos
Verde: La verdad es que cada uno interpreta las obras como puede, o quiere, y sujeto a sus propias ideas... Pero he leído críticas de obras que me parecen puro palabrerío. Gracias. Besos.
ResponderBorrarOscar: Por supuesto. Pero en este relato no se habla del arte. El artista no estaba "creando" arte. El que creyó ver arte en un simple impulso furioso, fue el crítico y después el dueño de las galerías, vio el negocio. Gracias por tus palabras. Besos.
Excelente Marcela, poco que agregar. Ese bollito vale una fortuna, lo resume todo...
ResponderBorrarUn beso grande.:-)
Gracias Adrianina. Beso.
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