viernes

Puertas

Olvidamos todo lo que puede pasar al cruzar a través de una puerta.

Si lo supiéramos, ¿las abriríamos con tanta confianza?

Una mano en el picaporte, es solo un gesto más, insignificante, rutinario, que hacemos todos los días, muchas, muchas veces por día.

Pero las puertas unen mundos y separan el calor del hogar, del hielo de la calle.

Hay puertas invisibles, palabras que las describen, números que las ordenan.

Los secretos se susurran detrás de puertas cerradas. Los amores ocultos, los engaños, las sorpresas las necesitan.

Me gusta ver los perros, tendidos frente a ellas. Es la imagen del perro fiel, protector y amigo.

Dejar una puerta abierta, muestra confianza. Me encanta llegar a un lugar en donde me esperan y escuchar que gritan: ¡La puerta está abierta!

Separan el mundo real, del de la fantasía. Hay monstruos detrás de las puertas de los roperos en los dormitorios de los niños. Y no es mentira. Los monstruos están allí, pero cuando abrimos la puerta, se van. Porque todo es posible detrás de una puerta cerrada. Cuando la abrimos, con ese solo gesto, la realidad cambia.

Imagino, allá por quien sabe que pasado inmemorial, al primer hombre que tapó la entrada de su casa. Si yo hubiera sido su vecino, le hubiera quitado el saludo. "¿Pero qué pensás, que te voy a robar? ¿O espiar?" le hubiera dicho. Y después sí, le quitaba el saludo. Más adelante, hubiera analizado, que las corrientes de aire y la intimidad y seguro hubiera ido a conseguir mi propia puerta. Quizá, hasta le pedía disculpas a mi vecino inventor...

Mi hermana terminó una relación... un noviazgo relativamente largo, porque el novio no quiso darle las llaves de la puerta de su departamento.

Las puertas son una y dos cosas. Una puerta abierta, es de alguna forma, lo opuesto a esa misma puerta, cerrada.

¿Cuántas puertas no debieron abrirse y se abrieron? ¿Cuántas, lamentamos abrir?

10 comentarios:

  1. Tu texto dice mucho, e invita a pensar mucho más. La imagen de la puerta y el perro es magnífica: se ve, casi se palpa. Un saludo.

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  2. Gracias, Francisco. Esa imagen que destacás en tu comentario, es algo que me gusta ver, el perro echado, frente a la puerta, como vigilando la entrada a la casa.
    Beso.

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  3. Y cuando cerras atras tuyo una puerta que no querías pero te obligan? Se puede volver a abrirla? A mi tu escrito me trae mucha nostalgia. Las puertas separan mucho más que un adentro y un afuera, separan un antes y un después, ocultan cosas que no se dicen... Me gusta mucho como escribis. Saludos

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  4. A veces cuesta traspasar la puerta. Creo que todos tenemos una que atravesar en algún momento de nuestra vida, es mejor pensar entonces que del otro lado nos aguarda algo lindo, y que siempre hay algo que esperar que nos dará felicidad.
    Precioso texto mi querida Marcela.
    Buen fin de semana para vos. Te dejo un beso grande.

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  5. A veces las puertas se presentan delante de uno cuando todo lo que en ese cuarto habia, ya se ha descubierto.

    Entonces es hora de acercarse a las puertas.

    de pronto una de ellas (no sabemos cual ni cuando ni por que) se abre.

    Ahi empieza lo bueno.
    Lo nuevo.

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  6. Gastón: Cuando alguien te obliga a cerrar una puerta, me parece que es esa persona quien la cierra en realidad. No sé si conviene intentar abrirla de nuevo. Ya no es solo tu decisión. Si muchas veces hasta la puertas que nosotros cerramos solitos, cuando intentamos abrirlas ya es tarde...
    Gracias, un beso.

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  7. Adrianina: Esa idea cambia según el ánimo perosnal, ¿no? A veces, enfrentamos las puertas sintiendo que todas son un paso a algo mejor, y otras, tenemos que sí o sí cruzar una, y nos parece que todo lo que nos espera es malo... Pero seguro que hay que esperar felicidad del otro lado... Beso.

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  8. Pablo: Claro. La puerta aparece cuando ya esa habitación no tiene nada más para que nosotros descubramos... Interesante. Beso.

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  9. Sí, el perro en la puerta es genial. Abundan y uno cuando llega, ellos nos hacen sentir que les llevamos la felicidad.
    A veces da miedo abrir una puerta, pero vale la pena correr el riesgo.
    Me hiciste recordar con tu reflexivo texto, el poema de Manuel Salinas que tengo de adorno en mi casa:

    "Somos una mirada
    en las puertas del
    silencio"

    Abrazos preciosa.

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  10. Da miedo abrir las puertas, y sobre todo, cerrarlas. ¿Volveremos a abrir las puertas que cerramos, Clarice?
    Gracias. Vos sos la preciosa.
    Un beso

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