domingo
La reina
Había una vez una reina, que vivía en su bello palacio.
No era un palacio muy lujoso.
Los techos tenían goteras, por ejemplo y en el jardín las plantas invadían la vereda de lajas gastadas.
Pero ella era reina.
La corona no pesaba en su cabeza pero igual le molestaba. Y los amplios vestidos decorados en oro, no combinaban con sus jeans gastados a la hora de salir a la calle.
Era una reina extraña... porque, ahora que lo analizo, a ella ni siquiera le gustaban las reinas.
Cuando era chica, por ejemplo, jugaba a ser cualquier cosa, menos una reina.
Y el palacio que se descascaraba frente a sus ojos...
Entonces, se quitó la invisible corona y fue a podar las plantas.
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Tener nobleza y tener títulos nobiliaros, generalmente, son opuestos.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo, Daniel. La palabra "noble" no tiene nada que ver con los títulos nobiliarios, seguro.
ResponderBorrarYo soñaba que era Maradona y jugaba al fútbol como nadie en este mundo, pero cuando despertaba, pateaba la pelota como cualquier mortal y soñaba que era Maradona y jugaba al fútbol como nadie en este mundo...
ResponderBorrarMe pregunto que soñará Maradona ¿quién soñará ser él?... Si yo fuera Maradona, soñaría con ser desconocido, sin dudas... Besos Gu!
ResponderBorrarBonita historia que has compartido con todos nosotros, y es que, hay que sentirse reina para poder serlo, sino por mucho que te pongan coronas, como no lo sientas, es muy dificil ser una marioneta.
ResponderBorrarUn beso, bello blog, me ha gustado.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarHay cosas que se heredan por más que uno no quiera. Y por lo general, lo que uno decide hacer con ellas, es lo que marca el rumbo que seguirán nuestras vidas.
ResponderBorrarMe gustó mucho!
Besos!
Me gusta mucho tu historia.
ResponderBorrarY es que para ser reina también hay que sentirlo.
Besos y feliz martes
Maria: Igual, ella no quería ser reina. Muchas gracias. Un beso.
ResponderBorrarClaudia: Seguro. Heredamos algo y después, con eso fabricamos lo que somos. Un beso.
ResponderBorrarCarmen: Gracias. Un beso.
ResponderBorrarUna gran lección de humildad.
ResponderBorrarSaludos
Gracias, Oscar. Esa era la idea central del post, justamente. Quitarnos esas falsas coronas, e ir a hacer lo que se debe hacer. Un beso.
ResponderBorrarTodos tenemos nuestro reino entonces, aunque sea de bolsillo, y es igual de importante que cualquier otro.
ResponderBorrarEso reconforta
Por ahi no era una reina para que todos vean.
ResponderBorrarPor ahi era una reina para adentro. No le interesaba que todos vean su corona. Ella sabia que estaba ahi.
Y por ahi era una persona normal, que se sentaba a tu lado en un bar o en el colectivo. pero ella sabia que era reina, bien adentro lo sabia. Eso tal vez la ponia en otro lugar.
Bien por las reinas que lo son desde siempre, ero no ostentarian coronas jamas.
Silvio: Me gustó la idea de un reino en el bolsillo...
ResponderBorrarPablo: Era un persona normal, claro. Y estoy de acuerdo en no ostentar corona. No me gustan las coronas.
Besos.
Hello
ResponderBorrarFrom Malaysia with love
Hello
ResponderBorrarFrom Malaysia with love
jajaja...muy bueno. Buena crítica. No dejemos de podar los pastos, porque ellos nos enseñarán quizà más que los títulos.
ResponderBorrarAbrazos.
Creo que ponerse a trabajar es más importante que cualquier título, Clarice. Besos.
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