Su creación se tambaleó, chocando los muebles del laboratorio, los tubos de ensayo, las sustancias que cuidadosamente él ordenaba cada mañana antes de comenzar su trabajo.
El creador la siguió, algo espantado. Las cicatrices de las operaciones, se veían rojas y brillantes, surcando los miembros que aún no coordinaban bien los movimientos. La boca mostraba una especie de sonrisa que el científico no sabía si era o no intencional.
¿Estaba la criatura intentando mostrarse amigable? ¿Era ese confuso movimiento una especie de baile o solo se tambaleaba sin sentido? ¿Eran esos sonidos un intento de lenguaje?
Había algo de fascinación en el creador cuando alcanzó a la criatura y la miró a los ojos.
Fue entonces que la criatura extendió los brazos y se aferró a él. Había afecto en ese gesto. Y confianza. El creador lo sintió, y sintió la calidez del abrazo. Entonces supo que definitivamente, debía matarla.
(Gracias, Mary)
Está espectacular este escrito (los demás también), es el que más me gusta!
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