lunes
Momentos: el teléfono celular
Ella vestía una pollera azul y una camisa blanca, típico uniforme de alguna oficina. Llevaba el cabello atado en una prolija colita y estaba maquillada con esmero.
Caminaba por el andén con lánguida elegancia, mirando a su alrededor con ansiedad y preocupación.
De repente, encontró lo que buscaba: alzó la mano, se quitó los anteojos oscuros, y sin esperar a que el hombre se acercara lo suficiente, gritó, demasiado enojada como para notar que no estaban solos, o demasiado enojada como para que le importara:
- ¿Se puede saber por qué no atendés el teléfono? ¿En dónde estabas, hijo de puta?
El joven se detuvo, probablemente él sí consciente de que todo el andén usaba la escena montada para amenizar la espera matutina del tren, e intentó defenderse del ataque alzando el celular, como un pequeño escudo, o como el símbolo del problema entre ambos y tartamudeó:
- Lo que pasa es que estaba desayunando... Y el teléfono estaba en la mochila... Y se trabó el cierre... Y yo quería abrirla pero no podía, no podía...
Mientras tomaba el tren, yo pensaba: ¿Cómo hubiera sido escrita la primera línea de Rayuela en estas épocas del celular? "¿Atendería su teléfono la Maga?"
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
La Maga...hmmm...no creo,
ResponderBorrarpero que buena historia,
insisto
la forma aquí es todo
un beso anábasis
cuanto mas tecnología menos comunicación....parece mentira.
ResponderBorrarLa Maga? Con lo desbolada que era? Lo dudo... Ja ja.
ResponderBorrarMuy bueno Marce, me encantó la inclusión del final.
Cariños!
El celular es el peor mejor invento del siglo. Aparato buchón que nos obliga a estar conectados bajo pena de sospecha. A Cortázar no le gustaba, seguro.
ResponderBorrarSospecho que lo que más enfadó a la lánguida joven del andén fue que en el mismo tiempo en que ella cepilló su cabello, se maquilló y se vistió formal para recién luego caminar hasta la estación del tren, él dormía a sus anchas y durante los cientos de rings del teléfono se untaba sus yemas en la superficie acaramelada de una medialuna.
ResponderBorrarAl fin de cuentas el celular es sólo un accesorio… y que él no lo hubiera atendido, también.
D.
A veces extraño los días cuando no existía el celular.
ResponderBorrarSigues dándonos altos con tus letras.
Cariños linda.
La elegante lánguida es una bruja disfrazada.
ResponderBorrarBesos.
La historia muy bien escrita, yo creo que es una excusa que le pone.
ResponderBorrarAbrazo
¡ Ay maé!¡que chocha!
ResponderBorrarHermosa sabes la de veces que pienso como hubiera cambiado la historia si el celular ya existiera por ejemplo en la epoca de los Montesco y Capuletos??
ResponderBorrarTe imaginás Julieta le manda un SMS que dice
-Che Romeo me voy a hacer la muertita pero es una joda, TQM.
Y Romeo le contesta OK bss ya toy llegando"
Y Romeo & Julieta hubiera tenido un final feliz!!!
Besos hermosa
Ya lo dijeron Hernán Casciari y Lux Aeterna, si el celular hubiera existido desde siempre, otras serían las historias.
ResponderBorrarAyer miraba La dama de las camelias y pensaba lo mismo, para una mujer que tenía dos amantes celosos, ¡qué difícil avisarle rápido a uno que no viniera, porque estaba el otro! Con celular es más fácil, siempre que haya crédito, carga y cobertura, claro.
Besos.
Uy. Me alegro de que a Cortázar esa situación ni se le pasara por la cabeza, porque de poética no tiene nada, aunque no digo que no sea frecuente...
ResponderBorrarUn saludo!
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
ResponderBorrar