Desviste ahora cada pétalo de la flor.
No la flor en sí,
sino sus pétalos.
Encontrar la esencia interna,
el cuerpo etéreo del pétalo.
No de la flor,
que es demasiado grande
y por lo tanto,
inalcanzable.
Dedicarse al gigante pétalo pequeño,
al complejo pétalo simple,
desvestirlo, abrazarlo,
percibirlo y soltarlo.
El todo y las partes. Las partes y el todo.
ResponderBorrarDe gigantes pétalos pequeños se sostiene el mundo.
ResponderBorrarQue hermoso Marcela, detenernos en en ese pétalo abierto que nos brinda parte del Universo, recrearnos en lo cercano, en lo sencillo, no pretender ni abarcar magnitudes que no podemos abordar. Un beso desde Isla Utopía
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