No me pidas que te salve del frío,
si yo lo llevo conmigo.
Cada tanto encenderé un fuego,
pero no lo haré para complacer a un niño
que teme al hielo como a un extraño.
Lo hago solo para armar
el sutil rompecabezas de contrarios
que obliga a uno a existir solo si existe el otro.
Para ver el azul transformarse en rojo.
Para ver derramarse las gotas congeladas.
Porque el fuego se apaga,
pero el frío nos abraza a todos.
No puedo pedir que me salves del frio, no puedo pedir que me salven.
ResponderBorrarMe encanta como escribes, me quedo con el final, el frío nos abraza a todos, que mayor desconsuelo que no tener al lado a nadie con quien compartir.
ResponderBorrarAbrazo
Lo hago sólo para armar
ResponderBorrarel sútil rompecabezas de contrarios
que obliga a uno a existir sólo si existe el otro.
Precioso.
"Fría" me has dejado.
Un saludo
Me encantó, Marcela… ¡me encantó! Enviciado por la dinámica inmediata de Twitter tengo el impulso de redistribuirlo,
ResponderBorrar¡Me encantó!
D.
bestial....Lo hago solo para armar
ResponderBorrarel sutil rompecabezas de contrarios
me encantó
Hermosos versos. Qué solos estamos e indefensos aunque nos rodeen multitudes.
ResponderBorrarUn abrazo- Me ha encantado leerte-
Dame tu frío, porque Mayo nos ha pegado durísimo con el calor.
ResponderBorrarHermoso poema.
Abrazos.
Es hermoso, me conmueve profundamente esa confesión de no salvar del frío.
ResponderBorrarBesos.
Siempre profunda, simpre llegando al fondo de la cuestión... ¡que mensaje para el que acuse el recibo!.
ResponderBorrarUn beso.
Pareciera que cuando conseguimos nuestra madurez, es decir, cuando logramos saber lo que somos, nos descubrimos muy solos.
ResponderBorrarPor lo menos (y es mucho) tengo tus poemas.
Abrazos.