sábado

El mundo medido

Han medido de manera precisa los contornos del rostro, cuerpo y alma. Los cálculos avalan sus decisiones, los números cierran: la mayoría no entra dentro de los límites de lo correcto. No necesitan oír los pensamientos, ni perder el tiempo discutiendo con alguien que no responde a las confusas normas que hacen (dicen ellos) a la sociedad un lugar mejor y seguro. Midieron el mundo y decidieron que fuera pequeño, hostil y frío. Midieron la normalidad y la decidieron diminuta.
Fuera de ese mundo hay un bosque inmenso. Nadie nos dijo que ese bosque está fuera de sus fronteras pero, ¿de qué forma podrían ellos hacer que algo tan grande entrara en su mundo pequeño? Se escucha el viento en las ramas de los árboles. Hay caminos que jamás fueron pisados. Debemos alejarnos de las herramientas con las que calculan si somos o no aptos. En el bosque nuestros colores ya no importan, o mejor dicho, son tan importantes que todos brillan. Todo es mejor ahora. No tenemos que pensar en venganzas. El castigo de los que calculan es permanecer en su mundo medido.


(La foto la saqué de una revista National Geographic dedicada a la segunda guerra mundial. Daría más detalles, pero después de escanear la imagen, no sé en donde guardé la revista. Cuando buscando otra cosa la encuentre, seguro va a pasar así, completo los datos)

12 comentarios:

  1. A los que calculan sobre rostros, cuerpos y almas hay que eliminarlos.

    Asi de sencillo.

    Para que nos dejen en paz.

    Besos.

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  2. Hay tantos arquetipos, medidas, que da un pelín de rabia saber que te tienen encasillado. Cuando los horizontes son lejanos e infinitos.

    Abrazo

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  3. No sé por qué, pero los números siempre parecen más convincentes.

    Besos.

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  4. aquellos que se rigen en las matemáticas, son inexactos frecuentemente

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  5. Pienso en los tests para ingresar un empleo. Me pregunto cómo serán los parámetros y qué sucede si detectan algo que puede ser de ayuda para la persona pero que no tenga relevancia para el empleo. Apuesto a que no dicen nada!

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  6. Los números, maldito lenguaje con el que Dios cuenta chistes que sólo Él entiende. Nadie sabe si se ríe. Por otro lado, a nadie le importa.

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  7. Que sigan mediendo, que sigan.
    Allá ellos con sus números, con sus cuadernos de bitácoras.

    De todas formas y por desgracia nuestro mundo está medido y manejado por ellos. Otra cosa bien distinta es que ellos piense que somos tontos, que no lo somos, y por otro lado hacemos ver que ellos se sientan importantes, imprescindibles, que no lo son.

    Que midan el universo. Comprobarán que la cifra resultante es un número infinito, nada medible, ja.

    Besos

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  8. Que carguen con su castigo. Que respiren su castigo. Que nos dejen en paz a los que no queremos estar siempre encorsetados.

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  9. Es una obsesión esto de reducir todo a cifras tangibles, a números fáciles de anotar, conviene recordar cuántos maridos tuvo Elizabeth Taylor que intentar dimesionar de cuántas formas puede amar una persona.
    Creo que en esa manía de quedarse con el numerito hay una búsqueda insatisfecha de la autoestima. Si la visita a un jardín botánico, a un aeropuerto o a un taller de marcos arroja un número, habremos sido observadores e inteligentes.
    ¿Cuántas personas cancelaron este año su suscripción a National Geographics?
    D.

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  10. "La mayoría no entra dentro de los límites de lo correcto"... la perfección sólo existe en el arte, y aún así sigue siendo imperfecto... nadie en este mundo tiene ese sentido de perfecto, o correcto, por eso somos tan distintos... allá ellos los que creen que pueden ser superiores...

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  11. Uf amiga, tanto que reflexionar con esto. Me entró un desasosiego.

    Abrazos.

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  12. qué razón tienes!, los habitantes de ese mundo medido y reducido no ven que la normalidad es algo relativo, que esa perfección racional no existe en la naturaleza, como tampoco existe la línea recta en el horizonte o los troncos de los árboles... y como bien dices, ellos mismos crean, inconscientemente, su castigo: no poder apreciar la belleza de lo imperfecto, de las pequeñas cosas, de lo peculiar y diferente... eso tiene que ser una tortura!

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