viernes

El miedo

No estaba seguro a que le temía, pero debía temerle. Era algo oscuro. Probablemente frío. O muy caliente. Algo que se movía, o se quedaba quieto. Algo informe. Algo tangible. A veces, intangible.

Estaba allí, pero no era exactamente visible. Eso hacía crecer el miedo. Porque todos repetían que eso, tan temible, estaba allí. No importaba que no se viera. Todos lo decían. Lo señalaban, inclusive, aunque, para ser honestos, no todos señalaban hacia el mismo lado y a veces, en el mismo momento, unos señalaban al este, otros hacia arriba, algunos cruzando los brazos señalaban a dos lados opuestos...

Ante tanta confusión, la única opción lógica era protegerse. Alzar paredes. Poner rejas. Darle un rostro al enemigo era lo aconsejable y organizarse para matarlo primero, antes de que los matara a ellos, tan buena gente.

El alzó las trampas, y repartió las armas. Y se transformó en algo a lo que sí debía temerse.

13 comentarios:

  1. Podemos tener miedo de eso que nos acecha... nosotros mismos...

    ResponderBorrar
  2. Cuantas veces ha ocurrido eso y todavía sigue ocurriendo.
    Nos inoculan el miedo y luego hacen con nosotros lo que quieren.

    Besos.

    ResponderBorrar
  3. Tremendo! Me gustó muchísimo, claro dejás acá que lo que más alimenta al miedo es la ignorancia.
    Muy bueno.

    Saludos
    Jeve.

    ResponderBorrar
  4. El miedo crea fantasmas que pueden convertirse en algo muy peligroso...es el fantasma de la violencia desmedida y sin freno...muy bueno tu relato...un abrazo de azpeitia

    ResponderBorrar
  5. Brillante reflexión, marcela, con la que estoy plenamente de acuerdo. El enemigo público número uno es el miedo y quienes saben inocular miedo. Saludos cordiales.

    ResponderBorrar
  6. Terrible historia, muy buena Marce.

    Cariños!

    ResponderBorrar
  7. tendrías qiue poner al principio que cualquier cualquier semejanza con la realidad porteña no es una coincidencia

    besos marcela besos

    ResponderBorrar
  8. Hay quienes se relacionan con el Creador temiéndole y también hay quienes que aseguran que sólo se trata de un invento del hombre… ¿será que también nos inventamos a qué temerle mientras más a salvo estamos?
    D.

    ResponderBorrar
  9. ¿Cómo quitarnos el miedo?
    La foto me gustó mucho y me recordó una parte de mi infancia, algo referente a la desobediencia.


    Abrazos preciosa.

    ResponderBorrar
  10. El miedo nos transforma, a veces en una verdadera metamorfosis, haciendo que odiemos lo que no conocemos. De eso se aprovechan muchos de nuestros inefables políticos.
    Un abrazo

    ResponderBorrar
  11. Maravilloso relato. Ahora sí que había un peligro real.

    Besos.

    ResponderBorrar
  12. Inquietante, progresivamente inquietante. Una buena meditación.

    ResponderBorrar