viernes

Cosas perdidas


La billetera, dos veces. Una vez creo que se cayó en el tren (o alguien con mucha habilidad decidió llevársela), la otra vez la dejé apoyada sobre un teléfono público. Esa segunda vez dentro de la billetera estaba mi documento de identidad y fotos y una pequeña misiva romántica, cuya pérdida me hizo sentir muy triste. Aunque más triste me hicieron sentir luego los trámites que tuve que hacer para conseguir el duplicado del documento (no hay nada más molesto que perder cosas que te obligan a realizar trámites para subsanar la pérdida, por ejemplo, y también me ha pasado, perder papeles, facturas, etc)

Tantos paraguas que ya no podría decir el número. Siempre creen que exagero, pero es cierta la anécdota que relato cuando alguien me recomienda llevar paraguas: cuando estaba en la secundaria, una monja se acercó a devolverme uno que acababa de encontrar (que no era mío en esa oportunidad), suponiendo que me pertenecía, por la cantidad de veces que había ido a retirar a secretaría los paraguas que olvidaba en distintos lugares del colegio. Es inútil que use paraguas, voy a perderlos, o el viento va a volarlos, o quien sabe que va a ocurrirles. Soy incompatible con los paraguas.

Un par de libros (ay, que dolor), un perfume (creo que lo dejé en un baño público). Olvidé los cosméticos en el baño del gimnasio (regresé casi de inmediato pero ya no estaba, sé quien se los llevó, pero preferí no acusarla).

Perdí las llaves de mi casa, al menos una vez. Esa vez lamenté la pérdida del llavero (me caía muy bien mi llavero).

Un sweter que me encantaba. Un par de bufandas. Guantes, siempre de a uno. Aros, la misma modalidad.

Perdí dos anillos la misma semana. Consideré eso un augurio, o algo así, porque los perdí en un lugar del que sabía que tenía que irme y no me decidía. No sé que tiene que ver, pero recuerdo haber pensado eso.

Y hasta ahora es solo un recuento de "cosas". Tangibles, tocables, palpables. He perdido poemas, cuentos, una novela completa cuando se me rompió una computadora (¿ustedes sabían que hay que hacer copias de los archivos de las computadoras? yo también, pero no lo hice). Igual no era buena.

He perdido la paciencia, el buen humor, la tranquilidad... Pero todo eso lo pierdo y me las arreglo para recuperarlo lo antes posible, así que... ¿lo pierdo realmente?

Se pierde el tiempo. Se pierden los ideales (¿se los cambia por algunos nuevos y relucientes?). Se pierde la memoria.

Amistades, amores... Hasta los enemigos se pierden: en la distancia, en el tiempo.

Se pierde el horizonte, la brújula. La fe.

Todo el tiempo estamos perdiendo cosas. Tendríamos que acostumbrarnos.

12 comentarios:

  1. es un magnífico placer leertepaso y me voy contento...
    con respecto a las pérdidas si las enumerara asustaría de veras, el documento el que ni siquiera está en trámites sería el quinto, el pasasporte el tercero, ropa, dinero todas las semanas, y así, para no hablar de seres y cuadros (por eso ahora trabajo en chiquito)
    etc etc etc

    un gran beso

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  2. Si, lo peor son las cosas que se nos pierden y no son físicas, y no lo notamos hasta un buen tiempo después, quizás demasiado tarde, las cosas a las que hacés alusión Marce (te molesta que te llame así?). Ni te imaginás de todas las cosas que perdemos y no lo notamos en el plano terrenal...
    De todo lo que nombraste material, lo más doloroso, sin duda, los libros!
    Cariños!!

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  3. Ariel: Me contuve en el post, porque si contaba todas las cosas que pierdo, lo que iba a perder eran lectores por el largo del escrito! (ahí está, otra cosa que se pierden, lectores jaja) Gracias. Beso.

    Sol: Es cierto. Muchas veces perdemos algo y no lo notamos en el momento. Es muy cierto. Quizá sea lo peor. Y claro que podés llamarme Marce. Hasta no hace mucho ni siquiera decía Marcela en mi nombre, era solo Mar, pero hay muchas en la blogósfera. Ahora noto que hay igual cantidad de Marcelas.

    Besos!

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  4. Mientras no pierdas el buen gusto por las letras y la genialidad, lo demás es secundario.

    Que cosas tuve que perder yo, para encontrarme a mí mismo.

    Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.

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  5. Bien reza la canción de Cesar Isella “ Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas” y no valora lo que tiene hasta que lo pierde.

    Besos y buen finde para vos y los tuyos.:-)

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  6. Lo bueno de eso es que uno pierde tantas cosas que al final seguro va a empezar a recuperarlas, yo por ejemplo voy por el quintuplicado del DNI la última vez me dijeron que si lo pierdo me lo tatuan en una parte bastante privada.

    Lo que yo he batido records es en perder biromes, Marcela te lo juro en serio nunca pero nunca en toda mi vida me ha pasado de comprar una Bic y que se me termine gastando, no se a donde van a parar pero tengo la horrible sospecha que hay una persona que las acapara.

    Te mando un beso y espero que no lo pierdas.

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  7. Yo a ti no pienso perderte porque es una delicia leer lo que escribes.

    Besos.

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  8. Que no se pierda nunca la memoria, sólo ella cobija celosamente todo lo que alguna vez nos habitó.
    Y que a veces se pierda, sólo para llegar ayunos de incertidumbres al mañana.
    D.

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  9. La de cosas que pierde uno. Yo las amontono en un lugar y luego las olvido. A mi abuela le pasaba lo mismo, hasta con las llaves de casa.

    Abrazo

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  10. Lo que se pierde, perdido está,
    Lo importante es todo lo que se encuentra,
    (Por ejemplo tus bellas historias). Un placer como siempre...
    Un abrazo.

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  11. Que no se pierda el contacto al menos... por eso paso y te dejo saluditos.
    Y un beso.

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  12. Me gustó, además que está ya muy acorde para pensar en este final de año.

    Sigue Marcela, sigue, no pares de escribir.

    Besos.

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