viernes

El lago

Echó su secreto al lago.

Lo vio sumergirse en la parte más honda, y durante un largo rato se quedó observando las olitas que navegaban hasta la orilla.

Sentía que el secreto aún ardía en sus manos. El agua dulce y fresca del lago, reflejando el cielo, no conseguiría apagarlo.

Esa misma noche despertó asustado. Por un momento pensó que alguien nadando en el lago lo había encontrado, pero eso era imposible: nadie nadaba en ese lugar escondido junto al que había alzado su casa.

Los tontos creerían que él lo había lanzado al lago para esconderlo. Pero los secretos siempre están escondidos, aunque los llevemos de la mano. Cuando dejan de estarlo, desaparecen. De modo que no era esa la finalidad de su decisión: solo deseaba protegerlo, darle un lugar seguro, casi un hogar sumergido en las aguas que reflejaban el cielo.

Un día sintió en su piel que el secreto tenía frío. El invierno llegó temprano ese año. Desde la orilla, él observó las aguas. La nieve se fundía suavemente en el lago. Nadó ignorando el frío que le hacía doler los músculos como miles de puñales, sabiendo que no era su piel la que dolía, sino la del secreto. El frío los aferró a ambos y él tuvo que pelear para escapar del lago.

Abrazado llevó el secreto a la orilla. "Te extrañé" susurró en el oído de los restos casi congelados de su pasado.

21 comentarios:

  1. Qué sería la vida sin esas parcelas de intimidad que solo conocemos cada uno de nosotros. Hay secretos y secretos, pero algunos son como este de tu relato y lo tenemos guardadito porque nos da calor y lo sentimos como nuestro y de nadie más, es nuestro derecho.

    Gracias por la felicitación que dejaste en mi blog, es un placer recibir tus comentarios. ^^

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  2. A las cosas que se somete uno en pos de guardar lo que nunca saldrá de adentro. Que buenas imagenes trajiste a mi cabeza.

    Brillante el final.
    Que afilada que estas marce. estas escribiendo cosas muy buenas. De verdad, felicitaciones.

    beso

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  3. De chico tuve por años la sensación de que todos sabían un secreto excepto yo. Pero todos todos, no mis amigos de la escuela sino la humanidad… al crecer la sensación se me fue apagando y la olvidé. Últimamente ha renacido. Sospecho que en algún momento un alma piadosa me revelará el secreto y me preocupa la posibilidad de que ya no importe.
    D.

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  4. "y me preocupa la posibilidad de que ya no me importe..." Entonces... ¿qué poner en los Otros a falta de secreto?

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  5. Tu relato me enseño que a los secretos no hay que dejarlos morirse de frío.

    ¡Besos!

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  6. Hola Marcela.
    Creo que todos convivimos con algún que otro secreto que nos acompaña en silencio, a veces recordarlo nos puede traer paz, otras no tanto.
    Me gustó la imagen del hombre arrojando su secreto al lago.

    El tema es que día a día te superás en tu narrativa.

    Beso grande y buen finde.!

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  7. Yo a mis secretos jamás los dejaría pasando frío, ¡mirá si en venganza se hacen públicos! por eso mismo los llevo a pasear, los llevo a comer algo, somos grandes amigos.

    Besos

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Acabo de suprimir involuntariamente mi comentario, no piensen que se trataba de un secreto. Había escrito, más o menos, ésto:Confianza, Anónimo, apertura personal, permiso de intercambio. Rescatar del otro su alma piadosa, respetar su propia intimidad, sus temores y sus necesidades de proteger un secreto.
    D.

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  10. Por alguna razón los secretos son mal vistos por mucha gente. Como si tener un secreto fuera signo de falta de confianza en el otro, y no es así. Hay distintos secretos, de todos modos: una cosa es ocultar vicios, maldades, crímenes y otra son los secretos por miedo a ser incomprendidos o las cosas que simplemente no queremos contar porque sabemos que a nadie más incumben. Y que no tienen nada de malo.
    A todos (Annabel, Pablo, Daniel, Anónimo, Mariela, Adrianina, Lux, Daniel de nuevo, muchas gracias por sus palabras.

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  11. gélidos secretos, pero siempre fieles a pesar de su ubicación, sea lago o lejano pasado

    hermoso blog, Marcela

    un placer conocerte

    saludos

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  12. Es necesario tener secretos. Algunos secretos son tan especiales que los compartimos sólo con gente especial. Por eso es sano que los secretos aún más especiales los compartamos exclusivamente con la única persona que vive dentro nuestro.

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  13. Camille: el placer es mío. Gracias por la visita y comentario.

    Pau: Eso los hace tan especiales: el ser exclusivamente nuestros. Saber que nos siguen, que se esconden dentro de nosotros.

    Besos!

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  14. Cuánto temblor en ese "te extraño".
    Ese secreto que late bajo fina piel en azules.
    Sea de agua... sea impalpable.

    Un beso

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  15. Me gusta mucho esta historia, tienes mucho arte para crear atmósferas inquietantes y hasta contradictorias. Te felicito, querida amiga.

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  16. Se hace creíble que el secreto no sólo sean palabras, que tenga vida propia, que pueda tocarse, que sienta. Nunca había leído nada igual. Es espléndido este relato.

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  17. Mar: En ese momento, al decir, "te extraño" comprendió en realidad cuanto lo extrañaba...

    Isabel: Gracias. Es un placer recibir esos comentarios.

    Francisco: Es que algunos secretos llegan a ser tangibles, llegan a estar allí, presentes. Al menos lo he sentido así muchas veces. Sos muy amable con tus comentarios.

    Besos y gracias a todos.

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  18. hola muy padre tu blog, muy entretenido psa al mio, adios

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  19. - Sabes Marcela, creo que cada segundo es un secreto guardado, convivimos con muchos secretos. Hay secretos que duelen y hay otros que nos acompañan mientras seguimos andando. Los secretos no son malos, son secretos y es hemoso que el agua los traiga nuevamente a nuestras manos. Besitos. Ade

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  20. Diego: gracias.

    Ade: Estoy de acuerdo. De hecho, creo que no se podría seguir adelante sin secretos, sin esas cositas tan importantes y tan nimias que nos llenan de algún modo.

    Besos.

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  21. Mucha reflexión. Hace unos días estuve rompiendo y desechando muchas cosas, y me puse a pensar en todo lo que cargamos en la vida. Esos secretos del alma.

    Besos.

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