jueves

La norma del silencio


Las normas eran tantas, las posibilidades de quebrar las incontables leyes, estatutos, imposiciones y mandamientos tan altas, y los castigos para lo que el gobierno consideraba un error, o un insulto a su soberanía, tan violentos y crueles, que la gente del pueblo decidió hacer lo único posible en esas circunstancias: hacer lo que quisiera, a escondidas.

Pero esa actitud, nunca dura demasiado. Porque la lógica nos indica, que entre iguales, no debería haber órdenes. Y en los pueblos, todos deben ser iguales.

Un hombre fue hasta la casa de gobierno y se paró frente al secretario del secretario del gobernador.

- El gobernador me insultó - dijo.

El secretario del secretario, respondió:

- Eso es imposible. El gobernador no lo conoce.

- Sin embargo, me insultó. - Y sacó de su bolsillo una lista de leyes. - Todas me insultan, pero esta especialmente, no me deja dormir. Dice que no puedo hablar mal del gobierno, con nadie.

- ¿Acaso quiere hablar mal del gobierno? ¿Está usted loco?

- No. Pero quiero poder hablar si lo deseo. ¿Cómo el gobierno va a prohibirme que hable mal de él si creo que está actuando mal? Anote, anote mi queja. No estoy pidiendo mentir. Estoy pidiendo poder hablar de lo que veo mal, de lo que creo mal, de lo que siento... Con quien quiera, en donde quiera, sin perjuicio de nadie... En la plaza, en la esquina, en un bar... Con conocidos o desconocidos... Mis ideas me pertenecen, mi nombre me pertenece, mis palabras me pertenecen... Ni mi esposa me pide explicaciones por lo que digo, porque en mi casa somos todos iguales, y nadie da órdenes a los otros... ¡cómo debe ser! ¿Por qué el gobierno me prohibiría expresarme?

El secretario se rascó la cabeza. Debía llamar a los guardias y mandar al hombre a pudrirse en la cárcel por lo menos.

- Por su bien... Vuelva a su casa. Sea libre en silencio... - susurró. - Yo lo hago así, todos vivimos libres, en silencio... Quizá esa sea la única forma de ser libres realmente.

El hombre negó con la cabeza.

- Yo no. No puedo.

Y dando media vuelta, regresó a las calles del pueblo.

12 comentarios:

  1. Ser libre en silencio es aceptar la humillación, la represión y la censura.
    Sin embargo es importante tener en cuenta que la libertad de una persona acaba donde empiezan los derechos de los demás.
    Saludos

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  2. Estoy totalmente de acuerdo, Oscar. Por eso el personaje aclara que lo que pide es que respeten sus derechos que no dañan a nadie. Y se niega al silencio. Gracias. Saludos.

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  3. Hay tanta frescura (en el buen sentido de la palabra) en lo que usted escribe, Marcela, que da gusto recalar en su blog.

    Ser libre en silencio; correr entre las cuatro paredes; participar callando. Es la consigna de los poderosos.

    Le deseo buenos días y muchos éxitos.

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  4. Prometeo: El gusto es mío, por recibir sus visitas.
    Exactamente, los poderosos nos quieren en silencio, o hablando de los temas que a ellos les convienen. Por eso vemos que noticias se repiten constantemente y la forma en que se encaran en ciertos medios...
    Besos.

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  5. Me encanta leerte amiga!!

    Besos y buen finde

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  6. Gracias Carmen. Besos. Buen fin de semana para vos.

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  7. Ufff qué bien expresaste algo que impera en muchos gobiernos. Empezando con los periodistas que muchas veces sus vidas están contadas.
    Bien.

    Abrazos

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  8. Es verdad, Clarice, hay muchos que luchan día tras día arriesgando sus vidas para conseguir libertad de expresión... Saludos.

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  9. Muy bueno Marcela, es un placer conocer tu sitio. En cuanto al tema de tu relato... es arduo realmente, pero pienso que si nos amordazan por un rato a todos, quizas así podríamos sentir lo que sienten en forma permanente todos aquellos que ni siquiera pueden soñar con hablar con el secretario del secretario.
    En fin... los derechos siempre son establecidos por la clase dominante, de la cual el poder gubernamental es sólo una parte.
    Le dejo un abrazo.

    M

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  10. Magdalena: Estoy totalmente de acuerdo. En el cuento, el protagonista se arriesga a hablar y encuentra a un secretario de un secretario bastante comprensivo, en la vida real, esa decisión hubiera tenido otras consecuencias... Muchas gracias por tu comentario. Beso.

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  11. Me ha gustado mucho, es una expresión rebelde de la tiranía de las leyes (elásticas)...anchas para unos y muy estrechas para otros...enhorabuena por el texto y su profundidad...un beso desde azpeitia

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