miércoles
Desnudo
Hay algo de magia en ver a alguien desnudarse...
Analizar las elecciones que se tomaron hace tiempo, quizá en la infancia y que se hicieron costumbre: primero el zapato derecho, o quizá el izquierdo, desabotonar de tal modo la camisa, la remera quitarla hacia adelante, o hacia atrás, primero un brazo (¿por qué ese, y no el otro? ¿por qué ese titubeo antes de doblar la prenda quitada...?).
Y esa calma al sentarse en el borde de la cama para quitarse el pantalón, con una mirada cómplice o un bostezo, quien sabe...
En calma, o con urgencia: me gusta ver como alguien se quita la ropa. Esa magia al despojarse de los disfraces que se usan todo el día... Sin pensar en lo que vendrá, solo disfrutando de otro gesto cotidiano que nos permite tocar la piel amada, que desnuda un cuerpo, como me gustaría poder desnudar, solo una vez, aunque sea, un alma...
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Cierto es que es un gesto cotidiano y a la vez puede llegar a ser tan sensual que te transporte a donde quieras ir.
ResponderBorrarMe gusta tu blog
Besos y buen día
Muchas gracias, Carmen. Creo que esos gestos cotidianos son, sin dudas, los más importantes. Saludos.
ResponderBorrarEs verdad lo que decís Mar; yo creo que quitarse la ropa es una más, de las tantas ceremonias que cumplimos cada día.
ResponderBorrarClaro, Gus, pero ceremonias de las buenas, de las que nos hacen felices...
ResponderBorrarEs ir mucho, muchísimo más allá el querer desnudar un alma. Quizá este deseo sea porque sabemos que lo rico, lo valioso está en el corazón de las cosas.
ResponderBorrarPero cuánto misterio por desentrañar sería desnudar un alma. Me has echo desear lo mismo. Todo mérito tuyo.
Saludos.
me encantó. Gingerale
ResponderBorrarMáximo: ¿No es cierto que sería apasionante desnudar un alma? Y claro que es ir mucho más allá, pero a mí me pueden las metáforas... Gracias y beso.
ResponderBorrar¡Ginger! Que gusto tenerte por acá... Gracias por caminar un poquito más para visitarme. Beso.
Una cuestión tan cotidiana y monótona, pero a la vez tan poco observada.
ResponderBorrar¿Te puedes creer que nunca me he parado a pensar en todos esos movimientos calmados y pausados que hacemos como ritual antes de... dormir? Porque si se trata de hacer el amor, la cosa cambia y nos podemos encontrar ante miles de formas de hacerlo... no el amor, si no desnudarse.
Saludos
Oscar: las formas de desnudarse antes de hacer el amor son mucho más variadas por supuesto. Y muchas veces (no todas) sin tanta calma. Saludos.
ResponderBorrarPasaba por aquí y he entrado para desearte un buen finde.
ResponderBorrarBesos!
¡Gracias Carmen! Igualmente. Besos.
ResponderBorrarEs una hermosa ceremonia sin dudas, tantas veces pasada por alto...
ResponderBorrarMe quede pensando en, si logramos desnudar un alma, que pasaría despues???
Besos.
Nos sorprenderíamos seguro, tipo y después, quién sabe!. Beso.
ResponderBorrarAndando por el feisbuk llegué hasta aquí, lo que aprovecho para dejar un saludo..
ResponderBorrarBss
qaesar: hace rato que no entro al feisbuk. ¿Todavía existe? Me alegro que hayas llegado acá. Saludos.
ResponderBorrarSeguro Mar, quitarse la ropa, ya sea para hacer el amor o para quitarse el día y descansar es una de las felicidades diarias y por lo común no la disfrutamos como tantas otras cosas.
ResponderBorrarSé que tienes ese sentido para poder mirar más allá de la piel de las letras, de la piel del amado.
ResponderBorrarY no todos tenemos esta capacidad.
Abrazos.
Ya te aviso que lo de la piel de las letras, te lo voy a robar. ¡Me encantó! ¡Yo avisé! Muchas gracias! Beso.
ResponderBorrarEs una hermosa reflexión llena de ingenua sensualidad, como debe ser...natural, sencilla sin artilugios...enhorabuena por tu página...azpeitia
ResponderBorrarEsa es la sensualidad que me gusta, aspeitia: natiral, sencilla y sin artilugios. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
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