Una vez, hace ya bastante tiempo, me quedé mirando a un loco en el tren. Hablaba solo, o mejor dicho, los demás veíamos que no había nadie a su lado. El estaba particularmente feliz con su interlocutor y reía y gesticulaba.
Una mujer alejó a su hija, y le dijo que no lo mirara. Que el pobrecito estaba enfermo.
A veces creo que lo más terrible de la locura deben ser los momentos de lucidez. Mi loco del tren no tenía conciencia de los otros pasajeros mirándolo. Estaba muy contento con su charla con el pasajero imaginario. El más renombrado psiquiatra no debe poder abrir esa puerta, porque un abismo lo separa de su paciente. Están en dos mundos distintos. No hablan el mismo idioma. (Leí en algún lado que Nietzche tenía conciencia de su locura. ¿Lo habrá sufrido? ¿Lo habrá creído un crepúsculo personal?)
Bajé del tren y él siguió, sonriente y charlatán. Recé para que no despertara. Se veía tan cómodo en su traje de loco.
Mi abuelo, al que no conocí, tuvo algún tipo de locura antes de morir. Digo algún tipo porque en mi familia no se habla mucho del tema. Las referencias que me quedaron de él hablan de un hombre inteligente y bueno, al que todos quisieron. Mi madre, aún hoy, llora cuando habla de su padre.
Creo que mi parentela es afortunada de que no se use más el recurso de las antiguas familias de encerrar a los locos en el altillo. O de que no tengamos altillo. Si tuviéramos, quizás... Somos tradicionalistas.
Lo único que sí recuerdo, es una anécdota que una tía abuela me contó. El había estado inconsciente durante largos días antes de morir. El día inevitable llegó y el médico dijo que debían darle la extrema unción (sí, eran católicos apostólicos romanos, y debería haberlo escrito con mayúsculas). Llamaron al sacerdote amigo, que debe haber llegado con sus óleos y quien sabe que más, (mi catolicismo se durmió en alguna misa en el colegio de monjas y aún no despertó). El ritual debe haberse realizado según lo acostumbrado pero, cuando estaba terminando, el sacerdote escuchó que mi abuelo, mi casi muerto abuelo, mi abuelo el que estuvo loco durante los últimos años de su vida y en coma las últimas semanas, dijo "Amén".
Yo creo que es mentira. Que inventaron un amen en favor de mi abuela, para que mi mamá se sintiera reconfortada, para que las hermanas de mi abuelo (más católicas que el Papa), tuvieran una hermosa anécdota en las reuniones de la iglesia. Y sobre todo, para que de algún modo, el bueno de Luis, hubiera recuperado la cordura un instante antes de morir. Que no haya muerto como un loco.
Me ah gustado(...) sobre todo "mi catolicismo se durmió en alguna misa en el colegio de monjas y aún no despertó". Y todos tenemos algo del loco del tren. Espero que tambien me visites. Chao.
ResponderBorrarQuerida Mar, en el amor, siempre hay algo de locura. Y en la locura, siempre hay algo de razón.
ResponderBorrarQué envidia un Luis como abuelo.
Besos
El R: siempre lamenté no haber conocido a mi abuelo. Esta anécdota no muy pulida,es como un saludito, esté donde esté. Gracias por tu visita. Besos.
ResponderBorrarHuber: Me alegro que te haya gustado. Lo antes posible paso a visitarte. Gracias pr tu visita.
Sólo los que se creen cuerdos han inventado que existe la locura. Alguna vez Chita, la que en mis cuentecillos educa a Tarzán dejó dicho "Convéncete, Tarzán, hijo, si no hubiera normas no habría anormales". Mientras más se nos exija asumir papeles escritos hasta en los más mínimos detalles, más seremos los que nos colocaremos al otro lado de la raya de la normalidad y la cordura. La única diferencia entre el que cree ser Napoleón y yo que creo ser profesor de Filosofía es que a él no le cree nadie y, sin embargo, a mí me creen y pagan por ello. Si en ese tren alguien hubiera entrado tambien en conversación con el viajero invisible (pero presente y real, no me cabe duda) hubiera desaparecido la sensación de locura.
ResponderBorrarSi te encuentras a Napoleón, por la mañana, en el ascensor, por favor, no le desengañes, pregúntale cómo la la guerra en España y deséale suerte.. Habra un loco menos (o dos).
Saludos
¡Pobre Napoleón con su úlcera española! Claro que no lo desengañaría. Lo invitaría a tomar un té, y le haría un gorro nuevo con una hoja de papel de diario. Gracias por la visita Pancho. Un gusto leerte.
ResponderBorrareii, Mami.... te quiero demaciado!!!
ResponderBorrar¡Sabés que quiero escribir como vos, pero que no se me ocurre que!
Tengo tanto para aprender y, como siempre me decís, leer.
Nunca me contáste esta "historia". No sé si es muy hermosa, o vos lo haces hermoso a través de tu forma de escribir (sinceramente, pienso que es la segunda). Aunque tambien es triste, y sabés que amo esas cosas. :)
Te adoro demaciado Mami. (repito "demaciado")
Gracias por la compu, el celular, el cd, y todo el amor que me das!! (no lo meresco, aunque creas lo contrario). (obvio, tambien gracias a papi, pero este es tu blog, despues paso por el de él.)
Un beso
Florence
xoxo
¿No es hermosa mi Flor, mi angelito de la guarda, mi bichito de luz? ¿Cómo le explico que yo tengo más que aprender de ella que ella de mí?
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