El enemigo está allí. Puedo verlo, aunque nadie mas lo hace.
Cada uno ve exclusivamente a su enemigo.
Se sienta, a un costado, cuando estamos quietos.
Camina unos pasos detrás, con su humilde desprecio,
cuando nos movemos.
El enemigo está allí.
A fuerza de verlo, le perdemos el miedo.
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