El día empezó igual que todos. Al abrir la ventana adivinó el otoño. Le gustaba engarzarse el otoño a la piel, como una perla. Decidió vestirse de hoja seca y volar, dejándose llevar por el viento aún tibio. En una de esas paradojas que tanto le gustaban, pensó que quizá las hojas nunca estaban más vivas que cuando se liberaban de la rama, convencidas de que al fin podían volar.
¿El viviría ese día con la misma emoción que ella lo vivía?
Todo era lo mismo, pero diferente. Las vidrieras eran las mismas, pero ahora, también eran espejos para reflejarla, para convencerla de que era más bella solo porque iba a encontrarlo. La ciudad era la misma, pero ahora encerraba un secreto que la hacía brillar más que nunca.
Imaginó el recorrido que él haría, buscando la misma esquina que ella. A través de otras calles, reflejado por otras vidrieras, dibujando otro sendero para llegar al mismo punto. Un sendero que recorría, igual que ella, desde mucho antes de conocerse, desde mucho antes de pensar en el romance. El también esquivaba las aristas del mundo para encontrarla. El también era una hoja liberada del árbol. El también volaba.
Este cuento me despierta una vieja perturbación que fantasea con que en una hoja de un árbol está escrito el secreto del Cosmos, pero que es imposible saber cuál es esa hoja por lo que todas las hojas encierran en sí ese misterio.
ResponderBorrar¿Será realmente libre una hoja al viento si debe portar con esa verdad represada por milenios?
D.
El otoño tiene mala prensa por lo inoportuno de llegar luego del verano, pero tiene variaciones inesperadas. Como esta, de vestirse de hoja seca y salir a volar.
ResponderBorrarUn beso
Asi somos, hojas que los vientes del otoño mueven, eso si, hojas ilusionadas...
ResponderBorrarSaludos, amiga
Ese otoño parece envidiable.
ResponderBorrarAl menos para ellos dos.
Besos.
Hermoso relato.
ResponderBorrarEspléndida prosa, y un sugerente final.
Saludos
Marce, que hermoso relato. Me enterneció mucho.
ResponderBorrarCariños!
Ja!!!leo disfrutando y comprendo porque quería conocer tú opinión!!
ResponderBorrarun beso anábasis
que el viento los lleve juntos hasta el encuentro de las hojas que caen en el otoño...
ResponderBorrarEl viento suele ser muy caprichoso. Vaya a saber uno, hacia donde rumbea esas hojas!
ResponderBorrarCariños!
Empiezas un otoño mientras yo una primavera.
ResponderBorrarQuiero ser una hoja otoñal.
Abrazos.
Ahora que releo el relato,todavía me gusta más.
ResponderBorrarSaludos
Me gusta mucho el relato, el encuentro entre dos enamorados, además el trozo donde se ve en otros cristales reflejados, ese me ha impactado.
ResponderBorrarAbrazo
Me gustó mucho!
ResponderBorrarUn abrazo grande