domingo
Las gallinas aterradas
Ah, el blog, el blog, el blog...
A ver si hay algo en borrador... No.
Bueno, como no tengo ningún cuento escrito (honestamente, estoy reescribiendo una novela que empecé hace miles de años, novela que, probablemente, jamás será publicada) voy a contarles un cuento que contaba mi hija Flor cuando tenía cuatro o cinco años.
El cuento se llama "Las gallinas aterradas". Para comprender el extraño título, debería explicar que a mi hija, desde chiquita, le encantan las historias de terror y adora a los animales. En esa época decía que quería ser veterinaria para curar perros, gatos, jirafas, hormigas (sí, también hormigas).
El único problema de robarle este cuento para actualizar mi pobre blog, es que el cuento jamás fue narrado.
Flor
- Te cuento un cuento.
Yo
- Dale.
Flor
- ¿Te digo como se llama?
Yo
- ¿Como se llama?
Flor
- Las gallinas aterradas.
Yo
- ¡Que buen título! Contame el cuento.
Flor
- Pobres gallinas, ¿no? Estan asustadas.
Yo
- ¿Qué asusta a las gallinas?
Flor
- No sé, pero siempre que veo gallinas están corriendo.
(Quisiera aclarar que esta anécdota nada tiene que ver con fútbol, por favor. Flor hablaba de gallinas en serio).
Y como siempre que el post es algo muy cercano a un robo, subo música para compensar. Prometo escribir algo decente en los próximos días. Y sino, les sigo contando anécdotas. Ya veremos.
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Tal vez le había llegado a Flor la hora de que Horacio Quiroga le contara porqué las gallinas estaban aterradas [+]… bueno, a mí me lo contaron de chiquito y ahora me escandalizo cuando a mis hijos les ponen sangre o sensualismo en la tele.
ResponderBorrarCuente lo quiera, mujer… siéntase como en su propio blog.
D.
Tu hija titulaba muy bien.
ResponderBorrarEso ya es mucho.
El contenido lo puede encargar.
Besos.
Viniendo de vos querida Marcela las dos cosas me van a gustar seguramente. Es cierto hay animales que imagino la úlcera que deben de tener, esas que toman un poco de agua, y miran para todos lados para ver si aparece el que se las va a almorzar, y vuelven a tomar agua y de nuevo. Antes de una vida así creo que prefiero que directamente me almuercen.
ResponderBorrarBesos
Una anécdota deliciosa, marcela, así que puedes contarnos tantas como quieras... Un abrazo muy fuerte.
ResponderBorrarIndependiente 2 - River 0
ResponderBorrarY aquí vengo yo a darle mi cuota de banalidad al blog de Marce.
Marcela, las anécdotas son libros, pues los libros estan llenos de anécdotas. Uff creo que he escrito un aforismo.
ResponderBorrarBesos desde Sevilla, España
sigue contando anécdotas...
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