sábado
Cosas
El acumulaba cosas con fervor casi religioso.
No era un hobbie, ni un pasatiempo. Podría llamárselo una pasión, pero una pasión implica un movimiento hacia algo, un deseo de complacerse.
Pero a él, acumular cosas no le daba alegría.
El necesitaba ver las cajas, muchas veces cerradas para siempre (porque detestaba usar las cosas, pensando que se podían romper), encimadas en forma prolija y lamentaba el tiempo que lo desgastaba todo, aún sin usarlo. El deseaba saberse poseedor de las cosas. Que nadie más las tuviera. Le gustaba el sentimiento de poseer, no la cosa en sí. No le importaba ni siquiera la necesidad inventada que complacía: solo le gustaba el tenerla.
Cada tanto, decidido a darle al fin un uso a algo, abría una caja y observaba el contenido. Pero las bolsas transparentes cerrando las distintas partes del producto, los tornillos que jamás armarían nada, las burbujitas de plástico del envoltorio, que jamás le darían la felicidad de explotarlas, lo convencían de que era mejor dejar todo así en esa inutilidad eterna.
¿Qué lógica absurda lo convenció de que debía tener para ser? ¿De qué pesadilla salió su obsesión? Hubiera acumulado mujeres de no ser que estas se negaban a permanecer intocables, como las cosas en sus cajas. Hubiera acumulado hijos de no ser que su posesión implicaba el mismo problema que las mujeres. Porque en su vida, todo, inclusive hijos, mujeres, amigos, solo eran más cosas. Cosas sin alma, solo valiosas por la posibilidad de ser poseídas.
Y se sentaba en medio de las cajas, de los objetos inanimados, y sentía que algo había logrado en la vida, y contaba las cosas, y las ordenaba de otra manera, ponía las que estaban a la derecha a la izquierda, y las de arriba abajo, y las cambiaba de cajón, y les pasaba un plumero por encima, porque eran suyas y él con sus cosas, hacía lo que quería.
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Egoísmo en grado superlativo.
ResponderBorrarBesos.
No creo que sea tacaño o avaro, es como está definido en las letras de la entrada, un acaparador de objetos.
ResponderBorrarAbrazo
¡Pobre! debe ser feo no poder disfrutar de las cosas; los coleccionistas de juguetes hacen lo mismo, jamás abren una caja. Yo no los entiendo.
ResponderBorrarBesos.
Que pesado, que fea forma de trascender...
ResponderBorrarbesos!
Hay gente tan vacía de virtudes, talentos y experiencias que todo lo que les queda para ser alguien es rodearse de pertenencias. Abrirlas y descubrir que son perfectamente inútiles lo dejaría en el camino de rechazarlas… en la antesala de encontrarse con lo desposeído que vive.
ResponderBorrarHorrible y común forma de vida,
D.
Yo conocí a un tipo que era parecido tenía una biblioteca con libros de esos coleccionables que todavía estaban envueltos en el termocotraído. Ellos todavía estan ahi él no.
ResponderBorrarBesos
¡Hola Marcela! me alegra volver a visitarte. Un abrazo y buen comienzo de semana,estrenando nuevo mes.
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