sábado

I

El mundo arde pero no quema el cielo.
A ese cielo que posee mi futuro,
y que guarda lo mejor de mi pasado.
No es un lugar desconocido,
lejano a mi, y al mundo que arde,
como ramas secas en un jardín sin alma.
Las llamas habitan el cielo.
Nosotros ardemos, mirando a las estrellas.  

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