lunes
El hombre devorado
Cruzaba la calle, evitando autos y evitando peatones (como pensaba que era la única forma posible de andar tranquilo por el mundo), cuando el ser lo alcanzó y comenzó a devorarlo. Lo atacó sin decir una sola palabra, la forma más despiadada de atacar. Uno espera que quien lo devora, diga algo, que explique su acción. No fue el caso. Él fue derribado de un golpe, sorpresivamente, obligado a caer en el asfalto, junto al cordón de la vereda. Se escuchaban las bocinas de los automóviles pero no sonaban en su defensa: simplemente expresaban el rechazo a que el tránsito fuera interrumpido por algo tan nimio como un hombre siendo devorado. Unos pocos peatones detuvieron apenas el paso para observar, frunciendo el entrecejo con curiosidad y algo de asco. Comentaron entre ellos lo que veían y seguro lo comentarían en sus casas, ni bien entraran en el hogar cálido y fueran recibidos con un beso sedoso: "Vimos a un hombre ser devorado, en el medio de la calle". Que terrible, dirían, que mundo en el que vivimos, que espanto. "¿Cómo describirían su muerte?", se alcanzó a preguntar el hombre, antes de que el ser comiera su cabeza.
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El individualismo hecho letras. Como Waters lo hizo música con "The Wall".
ResponderBorrar¿Cuántos hombres devorados vemos a diario?
¿Qué hacemos al respecto?
Seguro que ya hemos sido devorados. Algunos hablan del sistema, que los ricos, que los políticos, que la iglesia. Algunos tenemos atisbos de practicar la justicia, hemos luchados desde que fuimos jóvenes. Empero, lo tremendo es que muchos se dejan devorar cuando dejan de pensar y de amar.
ResponderBorrarHay que hacer algo al respecto.
ResponderBorraryo trato.
no es demasiado.
bien escrito.
Un abrazo.
Qué sutil alegoría de la sociedad fagocitaria en que vivimos… me asombró la rabia de los conductores por sobre el sobresalto de presenciar el salvajismo. Y no puedo imaginar que fuera distinto.
ResponderBorrarUn beso grande,
D.
Que imagen más impactante.
ResponderBorrarEl egoísmo, la locura, el caos, el horror... todo condensado en unas líneas.
Muy bueno Marcela.
Besos.
Una de las máximas expresiones de la indiferencia. Me golpeó, me encantó, me dejó pensando.
ResponderBorrarGracias, Marcela.
Abrazo
Jeve.
ya es todo espectaculo. que terror
ResponderBorrarEspeluznante relato.
ResponderBorrarAbrazo
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ResponderBorrarMandanos lo que escribas a laliescritora@hotmail.com y sera leido en Basta Fuerte los sabados de 22 a 23 por www.arinfo.com.ar y haz que los oyentes del ciber espacio conozcan tu arte
Inquietante, muy cortazariano, muy bueno.
ResponderBorrarEsa es la definición del ser humano. Morboso...
ResponderBorrarLos automovilistas son así, no les importan los peatones, devorados o no.
ResponderBorrarExcelente relato, muy, muy bueno.
Besos.