domingo

La actriz vieja


Era vieja. Y ya no podía hacer nada para ocultarlo, porque no se trataba de arrugas o tetas caídas, sino de algo más profundo, algo irreparable.

No estaba vieja. No se sentía vieja. Era vieja. Hay una gran diferencia entre estar algo y ser algo. Uno puede pasar rápidamente de un estado a otro. Los estados son siempre momentáneos. Uno puede sentirse diferente, por ejemplo, después de una noche de sueño reparador, pero uno no puede dejar de ser lo que es. Podemos, por supuesto, transformarnos en algo nuevo, gracias a la infinita maleabilidad con la que se nos ha conformado, pero todo lo que llegamos a ser lo mantendremos con nosotros, como una base para construir encima nuestro nuevo ser. Al llegar a ser vieja, eso se mantendría para siempre. Sería una vieja agradable, una vieja simpática, una vieja de mierda. Una vieja bien conservada, una vieja hermosa, una vieja que no muestra la edad: pero sería vieja.

Desde hacía un tiempo, al subir al escenario, notaba que todo la reflejaba, como si el mundo entero estuviera formado de espejos. Y la imagen devuelta en esos reflejos, era la de una anciana. No, anciana no, se corregía a sí misma. La palabra anciano tiene algo que nos hace pensar en sabiduría, conocimiento, como de ruinas escondidas y olvidadas en una frondosa jungla. Ella no se sentía sabia, solo vieja. Repararía los daños físicos con bisturí y costosas cremas. Iría más horas al gimnasio. Iniciaría dietas reparadoras... Pero allí estaría la vieja asomándose por cualquier grieta.

Arrastrando el peso de la decrepitud por las escaleras que la llevarían al escenario, llamó por teléfono celular a su cirujano plástico. Después al psicólogo. Por último a su madre. Debía recordarle que no pensaba festejar su cumpleaños número treinta.

13 comentarios:

  1. Fantástico tu relato, pero más fantástico aún el mensaje que (enitendo) querés transmitir. Qué poca cosa que nos creemos que somos, que poco que nos hacemos valer mediante una cultura impuesta de juventud eterna.
    Yo a veces también me siento vieja. Pero como ella, una vejez que se me escapa sin que se note exteriormente.
    Muy bueno.
    Cariños!

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  2. ¿Treinta? Será vieja pero no hay mayor vulgaridad que tratar de imitar la juventud y la belleza.

    Besos.

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  3. Mucho más valioso que la eterna juventud, es el entendimiento necesario para aceptarse como se es, preferir siempre el propio cuerpo a cualquier otro, y el lugar donde nos tocó vivir como el más maravilloso del mundo.

    Besos y buen fin de semana, como ninguno. ;)

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  4. Cuando en función del afuera, los modelos que se imponene y el valor exaservado que se le da a la juventud, se desvirtúa hasta el esquema corporal.
    Muy bueno.

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  5. un relato que conozco bastante...
    otro tema
    me gusta la niña de la foto

    besos anábasis

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  6. Qué mala prensa tiene la vejez… Charlie Watts toca mejor que cuando tenía 22 años y Matisse inventó nuevas técnicas de collage cuando la artritis no lo dejó seguir pintando. Qué lástima que a algunos la vejez les llegue tan temprano que no hayan aprendido a vivirla en plenitud.

    Adelante con las cremas y cirugías… adelante con la ingenuidad de querer detener el tiempo.
    D.

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  7. La resistencia inútil a envejecer empieza ya de joven.
    Y nos martiriza el resto de la vida.
    Buen relato.

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  8. Marcela, te has convertido en una maestra de la intriga con estos finales propios de un thriller. Tiene que ser muy triste llegar a esa convicción de la vieja actriz, más cuando tu trabajo y tu vida entera giran alrededor de tu imagen.
    Me ha gustado. Besos.

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  9. Primera visita a tu blog. A cuento de este post -muy bueno- me permito la pedantería de recomendarte una serie de entradas que he publicado en mi blog. Tiene que ver con una actriz vieja -o mayor-, de bastante más que treinta.

    http://nadaquedecirte-blanco.blogspot.com/search/label/Diva

    Recomiendo leer las entradas empezando por la más antigua. Tienen cierta continuidad.
    Volveré por acá.
    Un saludo.

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  10. Pues si con treinta años ya se siente vieja es cruel para ella misma.
    Todo lo dicho en el texto me parece genial. Una cosa es cree algo y otra serlo, eso me ha gustado mucho.

    Abrazo

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  11. Marcela sos impresionante!! de verdad.

    Te leia y pensaba que todo eso se esfuma como por arte de magia cuando esa mujer se vuelva a enamorar.

    Besos admirados (como siempre)

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  12. Increible, con 30 años y ya sintiéndose morir.


    Abrazos.

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